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La desigualdad antes y después de impuestos
E

l impacto del libro de Thomas Piketty, que ya ha merecido importantes comentarios de varios articulistas en estas páginas, es de tal magnitud que la OCDE ha hecho público un documento en el que, usando la información de Capital en el siglo XXI, se da cuenta de la desproporcionada apropiación del ingreso por parte de los muy ricos (Top incomes and taxation in OECD countries: was the crisis a game changer?).

La información es brutal: entre 1980 y 2012, los años de implantación de la visión neoliberal en el mundo entero, en Estados Unidos el uno por ciento más rico más que duplicó su ingreso, pasando de capturar de 8 a 20 por ciento del ingreso total antes de impuestos; aumentos similares ocurrieron en Australia, Canadá, Irlanda y el Reino Unido. Incluso en países más equitativos, como Finlandia, Noruega y Suecia, el uno por ciento más rico incrementó su participación en el ingreso total en 70 por ciento, alcanzando entre 7 y 8 por ciento. Consecuentemente, 99 por ciento de las familias restantes se apropiaron de 80 por ciento en Estados Unidos y de 92-93 por ciento en los países nórdicos.

Esta impresionante concentración del ingreso es aún más acusada si se revisa la información de los más ricos de los ricos: el 0.1 por ciento de las familias. En Estados Unidos la participación de este 0.1 por ciento creció de 2 por ciento del ingreso total antes de impuestos a 8. Ese 0.1 por ciento en Canadá y el Reino Unido alcanzó entre 4 y 5 por ciento de los ingresos totales y cerca de 3 por ciento en Australia, Francia y Nueva Zelanda.

Esto se explica porque los muy ricos han capturado una parte muy grande del crecimiento de sus países: entre 1975 y 2007, en Estados Unidos el uno por ciento más rico se apropió de 47 por ciento del crecimiento, en tanto que en Canadá capturó 37 y más de 20 en Australia y Reino Unido. Si se amplía el grupo de los ricos a 10 por ciento de mayores ingresos, resulta que en Estados Unidos se apropió de 80 por ciento del total del crecimiento, cerca de 66 por ciento en Canadá, mientras que en Australia y Reino Unido ese 10 por ciento se apropió de cerca de la mitad del crecimiento.

Los vientos neoliberales impulsaron la reducción de la presencia estatal en diversas actividades económicas, al tiempo que disminuyeron significativamente el gasto público de contenido social. Ello es fundamental para explicar la creciente desigualdad que se ha vivido en los últimos 35 años. El orden neoliberal también planteó la disminución de la carga tributaria sobre los altos ingresos, revirtiendo las decisiones políticas de la posguerra que redujeron las brechas de ingreso.

La disminución de la presencia estatal y el predominio del mercado como asignador de los recursos productivos, la práctica desaparición del control nacional a los movimientos de capitales y la desregulación de las actividades económicas en el mundo entero, crearon una verdadera economía global en la que los grandes capitales disfrutaron de la libertad necesaria para controlar mercados globales. La tributación tendió a uniformarse a la baja, a partir de reducciones a la progresividad y el retiro de impuestos a la sucesión hereditaria.

Piketty documenta que para la gran mayoría, incluidas las familias que se ubican entre el decil de los más ricos exceptuando el uno por ciento más rico, los sueldos y salarios son el componente principal de sus ingresos; mientras que para el uno por ciento más rico, pero más aún para quienes se ubican entre ese uno y el 0.01 y mucho más para el 0.01 por ciento, los datos muestran que este 0.01 recibe cerca de 60 por ciento de su ingreso por sus ganancias de capital en Francia y cerca de 30 en España. Estados Unidos e Italia.

La manera de corregir esta impresionante concentración es mediante la acción estatal. La vía natural es la tributaria. Esta es la que propone Piketty. La OCDE señala que la vía podría ser incrementar las tasas marginales para recaudar más de los muy ricos, así como eliminando las deducciones y las exenciones a los ingresos por posiciones accionarias. Junto con estas medidas es fundamental incorporar acciones para incrementar los ingresos de las familias más pobres y pobres. Se requiere una estrategia política integral. Ese es uno de los desafíos mayores de nuestro tiempo.