os veces en la historia de México se ha dado un remplazo total de la clase política, acompañado de una sustitución de las instituciones del Estado y la firma de un nuevo pacto social: en 1854-1857 y en 1913-1917 (entre 1821 y 1824, luego de la derrota militar de los insurgentes populares, hubo un cambio institucional sin destrucción de la clase política ni de las fuerzas del orden anteriormente existentes). En ambas ocasiones, los mexicanos que lograron ese remplazo y esa refundación fueron conscientes de que estaban haciendo una revolución política.
Hay muchos libros sobre esos dos momentos decisivos de nuestra historia, esos momentos que consolidaron la soberanía nacional y permitieron avances definitivos en la vida política económica y social del país. Sin embargo, pocos de esos libros permiten la comprensión global del proceso de destrucción del Estado y de su paulatina sustitución por otros hombres y otras formas de hacer política. Hoy, sin embargo, quien mejor entiende, quien mejor platica el segundo de esos procesos (como sabemos quienes tenemos el privilegio de su amistad), presenta al público un libro extraordinario y muy bien escrito que es, además, una obra de arte: Javier Garciadiego, 1913-1914: De Guadalupe a Teoloyucan.
¿Revolución política? Sí: cuando el ensayo democrático de Francisco I. Madero fue ahogado en sangre (los militares golpistas no sólo asesinaron a los hermanos Madero y a Pino Suárez, sino desataron una ola de terror que prefigura las dictaduras latinoamericanas del siglo XX, como recientemente han probado Ariel Rodríguez Kuri y Paco Ignacio Taibo II), una reacción de dignidad y vergüenza sacudió a muchos mexicanos, que se levantaron contra el gobierno espurio y no cejaron hasta destruir sus fuerzas en el campo de batalla y demoler las instituciones políticas forjadas durante el porfiriato. Además, esa revolución transformó radicalmente la idea que los mexicanos tenían de sí mismos y de su posición ante la vida. Y esa es la historia que cuenta Javier Garciadiego en este libro.
La trayectoria de Venustiano Carranza, el gobernador de Coahuila que dio coherencia jurídica y política a la reacción colectiva contra el golpe militar, es el eje en torno al cual se estructura la narración, que va mucho más allá de eso, pues explica las características sociales y los antecedentes políticos de los grupos que se levantaron en todo el país contra Huerta y, principalmente, en los estados de Coahuila y Sonora, donde tomó forma el constitucionalismo, y Chihuahua y Morelos, donde surgieron movimientos populares que lucharon en esos meses por los mismos objetivos que don Venustiano, aunque después de la derrota de la dictadura militar se enfrentaran unos con otros en una sangrienta guerra civil.
En el libro comprendemos con claridad el doble antecedente de los iniciadores de la revolución de 1913: ciudadanos que respondieron al llamado a las armas hecho por Madero en 1910 y luego adquirieron disciplina militar, organización y experiencia como auxiliares o irregulares al servicio del gobierno, entre 1911 y 1913. También nos explica Javier el legalismo y la capacidad política de Carranza, sus acciones y pulsiones y, lo que suele omitirse en las historias de la revolución, las razones del gobierno huertista y la modernización del ejército y el recambio de sus mandos y muchos de sus cuadros, que nos permiten entender que el ejército destruido por las fuerzas de Villa, Obregón, González y Zapata no era el mismo ejército que en abril y mayo de 1911 fue ampliamente rebasado por la insurrección popular que obligó a Porfirio Díaz a renunciar a la Presidencia: no, el de 1913-1914 era un ejército mucho más eficaz, numeroso, heterogéneo y mejor mandado.
Para Javier Garciadiego es claro que la causa de la revolución fue el cuartelazo mediante el cual los representantes de las clases privilegiadas y del gobierno de Estados Unidos intentaron detener los cambios políticos y sociales que iniciaba el presidente Francisco I. Madero. Y su historia, detallada y comprensiva, ilustra la capacidad de la muy amplia coalición rebelde para mantenerse unida en torno al objetivo común, a pesar de sus crecientes diferencias de origen, estrategia y objetivos. Eso nos debe recordar, entre otras muchas cosas, la importancia, la necesidad de la política.
Pd: 1913-1914: De Guadalupe a Teoloyucan, recorrido histórico por la travesía personal, jurídica, organizativa y militar de Venustiano Carranza, desde su rechazo al gobierno usurpador de Victoriano Huerta hasta la ocupación de la ciudad de México por el Ejército Constitucionalista
se presentará mañana miércoles, 7 de mayo, en el Centro de Estudios de Historia de México Carso, Plaza Federico Gamboa, sin número, Chimalistac, a dos calles del Metro Miguel Ángel de Quevedo.
Twitter: @salme_villista