Un monigote que representa al gobernador de Jalisco, el priísta Aristóteles Sandoval Díaz, fue quemado durante la procesión y calvario de Viernes Santo en Temacapulín, municipio de Cañadas de Obregón, donde los asistentes calificaron de Judas al mandatario estatal, ante la amenaza de que ese poblado se inunde.

Habitantes de Tamacapulín junto con sus hijos que están de vacaciones y visitantes solidarios en defensa del territorio, están inconformes porque Sandoval Díaz se había comprometido a que el lugar no sería inundado ni sus habitantes desplazados por la presa El Zapotillo. Lo aseguró en su campaña de 2012 y lo ratificó como gobernador.

El 10 de abril la Comisión Nacional del Agua (Conagua) dictaminó que la cortina de la presa debería ser de 105 metros de altura y no de 80, como lo había resuelto el año pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación y se evitaba la inundación.

El gobernador cambió su postura y declaró que si la Federación tomó la decisión técnica, su gobierno estaría al pendiente de que los desplazados de Temacapulín fueran indemnizados o reubicados con justicia.

Los inconformes acusan al gobernador de ser cómplice de la Conagua en el desacato a la sentencia del máximo tribunal del país.

El comité Salvemos Temacapulín, que durante nueve años ha representado a la comunidad en su lucha por detener la construcción de una presa, difundió: “el gobierno de Jalisco, la Comisión Estatal del Agua (CEA), la Conagua y sus medios de comunicación aliados tratan de hacer parecer que Temaca está condenado a muerte, con su amañada versión de la inducida escasez del agua en (el lago de) Chapala, justifica la presa El Zapotillo, y pretenden amedrentar a la ciudadanía con tandeos de agua”.

En Guanajuato reclaman empleo

En la histórica ex Hacienda de Burras, en Guanajuato, cientos de familias acudieron a la ahora comunidad de San José de Llanos, donde se realizó la representación de la Pasión de Cristo.

La ex hacienda es un lugar destacado en la historia de la Independencia de México; desde ahí el cura Hidalgo envió las cartas de intimación al intendente Juan Antonio Riaño para entregar Guanajuato.

Algunos habitantes se quejan de que el gobierno municipal tiene olvidada a la comunidad; el sitio tiene más de ocho años con el drenaje colapsado, generando contaminación, malos olores y enfermedades. Nos tienen olvidados, arreglaron una parte del desagüe, pero aún hay muchos problemas, comentó una mujer.

Los pobladores reclaman empleo. “Pensamos que nos iba ir mejor con Peña Nieto, y esto está de la chingada, no avanza uno, no hay dinero, no hay trabajo. Nuevamente tendré que irme de mojado”, dijo Gabriel Ramírez, acompañado de su esposa y tres hijos.