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Las ocupaciones aumentan por la falta de políticas públicas, alerta investigadora de UNAM

Invaden suelo de conservación 867 asentamientos irregulares

Además de carecer de servicios básicos, se convierten en trampas para sus pobladores en caso de incendios

Se invaden zonas ejidales, comunales o federales, indica estudio de Iztapalapa

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El asentamiento Ixama se encuentra encajado en la zona residencial de Paseos de ChurubuscoFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de abril de 2014, p. 29

La llaman la Curva del Diablo. Nadie sabe exactamente por qué, pero al contabilizar la gran cantidad de accidentes automovilísticos y atropellamientos ocurridos en este tramo, con un ángulo cerrado de giro, es fácil imaginar la razón.

Y es justo en ese recodo del camino, donde los autos alcanzan la mayor velocidad, donde habitan más de 400 personas en un área de 190 mil metros cuadrados, equivalentes a tres canchas de futbol como la del estadio Azteca.

Los módulos –nadie los llama casas– de este campamento están cercados con neumáticos, como único muro de contención ante los miles de vehículos que pasan por ese lugar todos los días.

Entre los habitantes del predio conocido como La Montada, en Eje 5 Sur y Manuel Buendía, delegación Iztapalapa, y que carece de agua, luz y drenaje, hay gran número de madres solteras que se dedican a la pepena y subsisten con 200 pesos al día, cuando es una buena jornada.

Una de las primeras personas que llegó al lugar, hace poco más de ocho años, fue Elia, quien cuenta que cuando arribó, tras haber sido desalojada de un predio en la colonia Renovación, sus opciones eran dos: dormir en la calle con sus dos hijos o construir una vivienda con restos de cartón, madera y lonas de plástico.

Estadísticas sin precisión

En 2009, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial contabilizaron en el Atlas Cartográfico del Suelo de Conservación del Distrito Federal, 867 asentamientos irregulares en la ciudad de México.

Sin embargo, Clemencia Santos Cerquera, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, afirma que actualmente existen al menos mil asentamientos irregulares, debido a que los datos que se trabajaron hace cinco años están rebasados, porque estas ocupaciones se han incrementado debido a la falta de políticas públicas y a la no aplicación de la ley.

También en el oriente de la capital se encuentra el Yugüelito, otro asentamiento irregular. En él habitan casi mil familias. La tierra de este lugar, ubicado en la zona de minas en Iztapalapa, era parte de un relleno sanitario.

Con cinco años de antigüedad, este campamento, que inició con viviendas precarias –que todavía pueden observarse– sería una trampa mortal en caso de incendio, debido a sus estrechos corredores, afirman sus habitantes, por lo que comenzaron un proceso de lotificación y de construcción de casas con tabique en áreas de 60 metros cuadrados.

Cada familia pone su bulto de cemento y pese a no contar con ninguna garantía jurídica de la posesión del terreno, con sus manos levantan las viviendas.

Tan sólo en Iztapalapa, de acuerdo con el Atlas, hay 38 asentamientos humanos irregulares. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía destaca que en esta demarcación –la más poblada del DF–, se requieren más de 6 mil casas para atender el rezago en vivienda.

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En el Yugüelito viven casi mil familias sobre una zona de minas abandonadas en IztapalapaFoto Jesús Villaseca

Sin planos no existen

El campamento Ixama, es otro ejemplo. Inició en 1996, luego de que cientos de personas fueron desalojadas de un predio ubicado en Eje 5 y Periférico. Como paradoja del destino y broma cruel, dicen sus residentes, se encuentra en la colonia residencial Paseos de Churubusco, en los límites entre las delegaciones Iztacalco e Iztapalapa.

Las 83 familias que lo habitan, luego de 18 años buscan que las autoridades les permitan construir viviendas dignas, en lo que, aseguran sus pobladores, son terrenos remanentes de la Comisión Federal de Electricidad; sin embargo, ninguna dependencia de gobierno tiene un antecedente legal de este lugar y las autoridades afirman que dicho predio, de 7 mil 500 metros cuadrados no aparece en planos, es decir, no existe.

Así que como no existimos en planos, no tenemos derechos, debemos rascarnios con nuestras propias uñas. Para nosotros no hay ni programas sociales ni servicios, todo lo tenemos que tomar de donde podamos, señaló una de las habitantes.

Rina vive en un módulo de aproximadamente cuatro por cinco metros en Ixama. Ahí duermen ella, su esposo, dos de sus hijos, su hija de 17 años con su pareja y su bebé recién nacido.

Cuando dejó su tierra, Veracruz, hace 20 años, Rina buscaba una vida mejor.

Un caso que ayuda a entender el fenómeno de los asentamientos irregulares es la delegación Iztapalapa, que en los pasados 30 años, por su accesibilidad, se convirtió en el principal receptor de población, sobre todo de bajos recursos, y su ocupación urbana fue acelerada y anárquica.

Lo anterior se desprende del Programa de Desarrollo Urbano de la demarcación, publicado en 2008, el cual explica que en décadas recientes se presentaron procesos de urbanización popular que fueron el principal factor de impulso del intenso crecimiento urbano desordenado en la periferia del DF.

Dicho proceso de urbanización se debió, principalmente, a la expansión de las construcciones individuales dentro de los asentamientos existentes, a la consolidación de los núcleos que las conforman, a la migración del campo a la ciudad y a la ocupación masiva de predios, debido a la venta ilegal de propiedad social o privada en donde se prohíbe el uso habitacional.

Al carecer de recursos para la compra de suelo urbano de forma regular, la población migrante recurre a la invasión de zonas de propiedad ejidal, comunal, federal o bien a la compra ilegal de suelo en áreas ubicadas principalmente en la periferia de la ciudad, las cuales no son aptas para el desarrollo urbano, formándose en consecuencia asentamientos irregulares, los cuales presentan carencias en cuanto a la calidad de vivienda, falta de servicios e infraestructura.