Valencia, 15 de abril.

Real Madrid y Barcelona jugarán este miércoles una final de Copa del Rey que resulta importante para los merengues por el factor anímico de los azulgranas tras sus recientes caídas.

Mestalla volverá a albergar un nuevo superclásico después de tres años. En aquel entonces los madridistas llegaron angustiados, pero fueron capaces de vencer 1-0 en la prórroga al Barça. Ahora la situación parece inversa.

En sólo una semana el conjunto catalán cayó en la Liga de Campeones y quedó relegado en la lucha por la liga española. Un nuevo golpe en esta Copa sería devastador para los culés y abriría días de consecuencias imprevisibles, críticas y mal ambiente.

Barcelona necesita un triunfo para calmar los ánimos y observar el futuro con una perspectiva más mesurada. Y nada mejor que vencer al archienemigo para rebajar las penas.

Al Real Madrid le queda la Liga de Campeones y todavía piensa en el torneo casero, por lo que el encuentro en la Copa del Rey supone una posibilidad de hundir a los azulgranas y abrir definitivamente la caja de la crisis en ese plantel. Además se cargaría de moral ante el venidero enfrentamiento en la Champions ante el Bayern Munich.

Por el contrario, una derrota alimentaría la desconfianza y se volvería a dudar de la capacidad del equipo blanco para vencer en partidos trascedentes, algo indeseado para sus intereses en el choque ante el cuadro germano. Por ejemplo, cayó (2-1 y 4-3) en los dos partidos jugados esta temporada ante el Barça.

Ambos rivales cuentan con un buen número de ausencias, producto de la sobrecarga de partidos. Real Madrid echará de menos a su gran estrella Cristiano Ronaldo, mientras Barcelona se quedó sin Gerard Piqué y su técnico Gerardo Martino deberá improvisar soluciones en la zaga.

Marc Bartra padece una sobrecarga y Carles Pujol lleva más de un mes parado con diversos problemas. Es probable que el Tata tenga que volver a recurrir a Sergio Busquets como improvisado central.

Por lo demás, los merengues situarán a Ángel Di María en lugar de Cristiano junto a Karim Benzema y Gareth Bale, y bajo el arco estará Iker Casillas.

El entrenador Martino salió en defensa de su equipo, en medio de las dudas sobre su futuro y anticipó que no pueden ser los mejores todo el tiempo, que exigirlo, incluso, es desmedido.

Lo que hizo grande a este equipo es no sólo la forma en que jugaba, sino todo lo que ganaba año tras año. Sostener eso es difícil. Me parece injusto el pedido, pero también ilógico que año tras año se quiera ser el mejor equipo de la historia, dijo Martino en rueda de prensa.

En contraste, el técnico merengue, Carlos Ancelotti, dejó ver el entusiasmo que vive el equipo madridista y sugirió cuáles son sus aspiraciones: Es la primera final que tenemos, aspiramos a dos títulos más y esperamos ganarla.