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De nuestras Jornadas

Reyna y los que siguen

Q

uien crea que el caso de Jesús Reyna no tendrá mayores repercusiones a corto y mediano plazos no está entendiendo el mensaje ni al mensajero. Y en la duda puede estar la penitencia.

Muchas evidencias hay de las reuniones que Reyna tuvo con líderes de la delincuencia organizada en Michoacán, afirmó el lunes el titular de la procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam. Adelantó que el ex secretario de Gobierno no sería el único funcionario o político en esa situación.

Con sus aseveraciones, Murillo no dejó ya espacio a las interpretaciones ni a las especulaciones: la PGR tiene elementos de prueba que vinculan al ex gobernador interino con cabecillas de Los caballeros templarios. Sólo es cuestión de tiempo para que consignen el expediente y pidan la orden de aprehensión a un juzgado federal.

Las opciones para Reyna se reducen. Mas allá de lo que pueda hacer para defenderse por la vía legal, el procurador lo hundió como político y degradó de tajo su quehacer en el gobierno y en el Partido Revolucionario Institucional de Michoacán.

¿Qué sigue? Para empezar, el gobierno federal ya no puede dar marcha atrás, y además del caso de Reyna tendrá que ofrecer resultados de las pesquisas que, como señaló el procurador, involucran a otros en los mismos presumibles delitos.

Un paso en falso de las procuradurías y del comisionado Alfredo Castillo podría echar por la borda la estrategia del gobierno federal en la entidad, sobre todo en materia de seguridad y combate a la delincuencia organizada y la impunidad, piezas medulares del proyecto.

Seguramente en las próximas semanas habrá más presentaciones, detenciones, arraigos y citatorios a declarar. La limpia va a ser total, ¡caiga quien caiga!, advirtió Castillo el lunes. Si es así, puede que el caso de Reyna sea apenas la punta del témpano.

Sigue la inevitable recomposición de las fuerzas políticas (no sólo el PRI) y un reacomodo que llevará a un escenario electoral impensado hasta hace unos días, con factores y actores aún por descubrirse.

Para completar el cuadro, ya se inició (parece que de manera definitiva) el desarme de los grupos de autodefensa, tarea indispensable si de verdad se quiere poner orden y reconstruir el andamiaje institucional. Una tarea en la que además se juega su credibilidad el comisionado Castillo.