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Engañó a Romero; ahora querrá hacer trampa, dice el equipo del ex funcionario federal

Madruga Madero a Cordero; incumple promesa de no acudir a la asamblea de AN

La presencia del dirigente con licencia derivó en guerra de porras; sus simpatizantes hasta lo cargaron

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Gustavo Madero, quien busca relegirse en la dirigencia del PAN, a su llegada a la 22 asamblea nacional ordinaria del blanquiazul, en el gimnasio Juan de la BarreraFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de marzo de 2014, p. 8

Gustavo Madero, candidato a reelegirse en la dirigencia del PAN, aprovechó ayer su estatus de delegado a la asamblea nacional del blanquiazul para hacer de esta reunión un acto de proselitismo, lo que provocó la inconformidad de su oponente en la contienda interna, Ernesto Cordero, cuyo equipo acusó al chihuahuense de romper el acuerdo de no asistir al encuentro.

Después de esto, Madero querrá hacer trampa, apuntó el coordinador de campaña del ex secretario de Hacienda, Maximiliano Cortázar, quien además lo acusó de engañar a la dirigente interina del blanquiazul, Cecilia Romero, pues todavía el viernes por la tarde mantenía la promesa de que no acudiría.

El encontronazo entre los contendientes obligó a Romero a emitir apresuradamente un comunicado de prensa en el que asegura que invitó a los dos aspirantes a participar en la asamblea, pero ambos declinaron para que los trabajos institucionales se realizaran al margen de las campañas.

Recordó que Madero tiene derecho a asistir a esas reuniones como consejero ex oficio, y había declinado hacer uso de esa prerrogativa, pero al final cambió de opinión.

Más tarde dijo que a nadie podía impedir que acudiera en su calidad de delegado, pero la presencia de su correligionario sí complica el proceso, reconoció en entrevista, antes de que los consejeros nacionales suscribieran una carta en la que le exigen explicar por qué se permitió al dirigente con licencia hacer campaña en la asamblea y y el amplio despliegue de propaganda que se observó.

Durante su estancia en el gimnasio Juan de la Barrera, sede del encuentro nacional, Madero no subió a tribuna y tampoco hizo pronunciamiento político alguno, pero sí recorrió las delegaciones distribuidas en el recinto, se tomó fotografías con todo aquel militante que se lo pidió y, para rematar, fue subido en hombros de sus simpatizantes, al tiempo que coreaban: ¡Madero, Madero, Madero!

Las consignas de respaldo al candidato se oyeron desde el momento en que arribó al inmueble y continuaron a lo largo del encuentro. Los seguidores de Cordero no se quedaron atrás. Aunque no estuvo presente su abanderado, expresaron manifestaciones de apoyo al ex funcionario federal, lo que derivó en competencia de porras.

Afuera del gimnasio se repartieron pulseras, folletos y aplaudidores con el nombre de los aspirantes, aunque era notorio el predominio de la propaganda maderista.

Incluso, en las rejas del gimnasio se colocaron grandes mantas con la fotografía del chihuahuense y hubo quien desplegó varias de ellas durante la sesión, donde los delegados ratificaron la elección de 270 consejeros nacionales.

En su discurso ante los asambleístas, Romero advirtió a los contendientes que nadie gana aniquilando al adversario. Nadie construye atacando, nadie suma dividiendo, nadie unirá a todos los panistas si sólo ve por una parte y no por el partido.

Los aspirantes y sus equipos deben saber que es inútil que uno trate de ganar la elección aniquilando al otro, pues el día después los panistas seguirán en el instituto y nada debe impedir que lo hagan sin agravios ni rencores, señaló.

Luego de llamar a la militancia a emitir su voto en absoluta libertad, resaltó que en el PAN no se puede ejercer la vocación de arqueólogo desde la dirigencia, es decir, trabajar sobre ruinas.

Al final de la asamblea, Madero defendió su derecho de acudir como consejero ex oficio y no como candidato. Resaltó que la dirigente nacional invitó a los aspirantes a que hablaran en la asamblea, pero como ya se había aprobado un orden del día que no incluía ese punto, decidió no aceptar la propuesta.

El equipo de Cordero lamentó que para su adversario, la palabra empeñada no tenga valor. ¡Qué pena!, expresó.