La interacción entre gobierno y ciudadanía, que incluya decisiones tomadas en asambleas vecinales sobre necesidades y demandas sociales que se traduzcan en actos de autoridad, es el proyecto que se tiene en puerta en dos delegaciones del Distrito Federal para bajar los índices de inseguridad: Iztapalapa y Tlalpan.

La propuesta del especialista en temas de seguridad nacional, Edgardo Buscaglia, plantea la participación ciudadana de abajo hacia arriba, esencia de la democracia en serio.

En un recorrido por colonias con mayor índice delictivo en Iztapalapa, el también investigador de la Universidad de Columbia, reconoció que los políticos le tienen mucho miedo a la participación de la gente, porque no forma parte de la cultura histórica de la política mexicana o de países de la región, pero hay que dejar el temor, hay que dejar que las democracias funcionen. Parecen caóticas y descontroladas, pero las decisiones que tomen, sean pocas o muchas, van a ser mucho más legítimas de lo que son ahora.

El autoaislamiento de familias, que se protegen con doble candado, rejas en puertas y ventanas, llamó la atención de Buscaglia. La motivación de la gente es la delincuencia. Datos de la Procuraduría General de Justicia del DF reportan que en 2013 se iniciaron en Iztapalapa 28 mil 389 averiguaciones previas por delitos de alto y bajo impacto, es decir, 77 al día.

En el reporte se tienen identificadas 169 bandas delictivas que operan en los nueve sectores de la delegación, así como 269 puntos de venta y distribución de drogas. Las cifras, a decir de la diputada federal del PRD Aleida Alavez aumentaron en este primer trimestre del año.

Ante el crecimiento de la incidencia, la legisladora señaló que buscó la asesoría de Edgardo Buscaglia, quien con un programa distinto a aumentar policías, cámaras de seguridad o patrullas, da una propuesta de participación de la gente, de vigilar que los derechos sean atendidos con políticas públicas, programas, eso a la larga hará la diferencia en los niveles de inseguridad.

El especialista en temas de seguridad nacional, Edgardo Buscaglia, durante su recorrido por colonias de IztapalapaFoto Guillermo Sologuren

En el proyecto de Buscaglia, la Ley de Participación Ciudadana es un valiosísimo ins- trumento jurídico que permite activar a los órganos de participación, que hoy están muertos. Están en la ley, pero están muertos en la práctica, comentó el investigador. Señaló también la necesidad de una modificación en la norma para que las decisiones de las asambleas sean vinculatorias.

La actual ley le da mucho lugar a que cuotas políticas y acciones prebendarias contaminen el trabajo social genuino. Hoy, el jefe de Gobierno acredita a los contralores ciudadanos y eso es un disparate, una obscenidad; esa sería una reforma importante, abundó.

El proyecto piloto se realizará en cuatro meses con una capacitación para los contralores ciudadanos en diferentes áreas de control y posteriormente cuando se implemente, pasamos a la práctica. Hacemos las asambleas ciudadanas directamente, previa convocatoria y consenso con el gobierno delegacional, sobre los puntos que nosotros sugeriríamos se deberían considerar, pero en el fondo van a ser los ciudadanos los que elijan las áreas temáticas que les parezcan prioritarias, detalló Buscaglia.

Además, la creación de vínculos sociales, que formen redes de protección, de interacción, que no dependan de la policía, serán la verdadera autodefensa, lo que no se entiende en México, donde se cree que los grupos paramilitares son autodefensas, concluyó.