Pese a que la primera evaluación sobre el desempeño docente debería aplicarse el año próximo, será hasta 2016 cuando un promedio de 5 mil evaluadores certificados podrán acudir a 25 por ciento de las escuelas, donde se ubiquen los maestros con más bajos resultados, a fin de conocer su práctica pedagógica en el aula, sus condiciones laborales y el contexto social en que se desarrollan, reconoció Sylvia Schmelkes del Valle, presidenta de la junta de gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

Lo ideal, dijo, es evaluar el trabajo con visitas a las escuelas, pero probablemente no se pueda hacer desde el primer año, esperamos aplicarlo en 2016.

Agregó que sería iluso pensar que en la primera evaluación, que también deberá ser parte de los nuevos instrumentos que sustituyan al programa de carrera magisterial, en mayo de 2015, se pueda visitar a los 1.6 millones de maestros en el país.

Al participar en el 12 Congreso Educativo Internacional, Historias de éxito en la educación, Schmelkes del Valle afirmó que en 2015 se deberá recurrir a mecanismos de evaluación que tomen en cuenta el contexto social y las condiciones de trabajo en que los profesores se desempeñan, pues difícilmente se podrán hacer visitas a los lugares de trabajo.

Aclaró que lo ideal es que no uno, sino dos evaluadores acudan a los centros escolares para visitas de inspección de al menos una semana, donde puedan aplicar diversas pruebas para conocer la práctica docente en el aula, considerar las condiciones que enfrenta el plantel, el contexto social de los alumnos, así como la realización de entrevistas a directivos, profesores y padres de familia.

Señaló que aun en 2016 no se visitará a todos los maestros, sólo a aquellos que obtengan niveles muy insuficientes en la primera evaluación, la cual dijo será de ubicación para conocer el nivel en que se encuentran, al siguiente año se valorará su capacidad para mejorar, y en una tercera se definirá si permanecen frente a grupo.

El INEE, dijo, está por emitir los primeros lineamientos para su selección, además de diseñar los criterios para acreditar a las Instituciones de Educación Superior como formadoras de evaluadores, mediante diplomados articulados que podrán convertirse en especialidades y maestrías.