Al conmemorar el 76 aniversario de la expropiación petrolera en el Senado, el coordinador de los senadores del PT, Manuel Bartlett, sostuvo en tribuna que la reforma energética fue un golpe de Estado constitucional. Su aprobación en el pleno fue un acto vergonzoso y fraudulento. El procedimiento está totalmente viciado.

Ante el pleno, el petista aseveró: después de una elección de Enrique Peña Nieto totalmente cuestionada, comprada con dinero sin ninguna limitación, de manera impúdica, se organizó un pacto antinacional mediante el cual se logró el asalto al Congreso, el rompimiento de la división de poderes; con esa maniobra, con mayoría automática, insensible, se fueron aprobando reformas, 16 modificaciones constitucionales, todas en línea regresiva, antihistórica, antisocial.

Dolores Padierna, vicecoordinadora de los senadores del PRD, destacó también desde la tribuna: Vamos a ir a fondo en el impulso de la consulta popular para revertir la reforma de Peña Nieto, que ubica al país en la ruta del despeñadero. Es entreguista y privatizadora, es un gran atraco a la nación y una traición a la patria y a nuestra historia.

Subrayó: tenemos la razón; nuestra lucha es justa y legítima, y por eso somos optimistas y vamos a ser capaces de echar abajo esa contrarreforma mediante la consulta popular.

Layda Sansores, de Movimiento Ciudadano, cuestionó: ¿qué celebramos? Resulta que ahora también brindamos en los sepelios. Estamos enterrando un proyecto nacionalista. Los traidores no trascienden, ni se perdonan ni se olvidan, les sobrevive la vergüenza. Los actos de traición a la patria de un mandatario no se festejan, se repudian.

El priísta David Penchyna, presidente de la Comisión de Energía, aseveró: hoy los priístas celebramos estos 76 años con una reforma constitucional, de la que nos sentimos orgullosos y responsables desde el ámbito legislativo. Hemos mantenido la propiedad de los recursos petroleros en manos del pueblo de México, eso no se tocó en la Constitución.