Madrid, 19 de marzo.

El sudafricano Nobel de la Paz Desmond Tutu pidió la libertad del dirigente vasco Arnaldo Otegi, que está encarcelado desde el 16 de octubre de 2009, y a quien definió como líder del proceso de paz.

El también arzobispo emérito de Ciudad del Cabo y uno de los hombres determinantes en la desaparición del régimen del apartheid, también llamó al presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, y a la organización separatista vasca ETA, a luchar por crear las condiciones para la reconciliación.

El proceso de paz en el País Vasco, abierto tras el anuncio de cese definitivo de la violencia de ETA, en vigor desde el 20 de noviembre de 2011, ha tenido algunos avances. La Comisión Internacional de Verificación (CIV) logró que ETA se comprometiera a inutilizar parte de su arsenal y sellar los zulos en los que almacena sus explosivos. Pero el proceso se encuentra en un impasse, no hay diálogo entre las partes y Madrid ni siquiera reconoce a los intermediarios.

Al subrayar la necesidad de que el gobierno español y ETA dialoguen, Tutu dijo que para que el pueblo vasco tenga una paz duradera será necesario que ETA y el gobierno español abran esa puerta. No permitamos que se desperdicie esta oportunidad.

Tutu pidió la liberación de Otegi, el líder de la izquierda abertzale (nacionalista) vasca y quien ha sido determinante para que su plataforma política haya rechazado en sus estatutos el uso de violencia, paso previo para que ETA renunciara a la lucha armada.

Otegi está preso en la cárcel de Logroño, en La Rioja; según su condena saldrá hasta abril de 2016.

La excarcelación de Arnaldo Otegi, líder del proceso de paz, sería un paso importante para la reconciliación, resaltó Tutu, y abogó por el acercamiento de los presos vinculados a ETA a su tierra de origen, para que estén más cerca de sus familiares, tal como se contempla en la propia legislación española.

El Nobel de la Paz se refierió a una de los anuncios más importantes de los últimos meses, la decisión de ETA de dejar fuera de circulación parte de su arsenal, al tiempo que se comprometió a culminar el desarme total, para lo que pidió la implicación del gobierno español. La decisión de ETA de dejar fuera de uso todas sus armas es valiente, y una medida importante para crear confianza. Abre la puerta a una paz duradera, pero el sellado de las armas requerirá de la colaboración de gobiernos e instituciones del Estado, y apela a que, en el proceso, se tengan en cuenta los derechos humanos y a las víctimas que los han visto vulnerados.