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Presentó sus cuentos, minicuentos y cuentemas en la feria del libro de Minería

Enrique González Rojo acecha a los lectores con fino humor y ludismo

Nos lanza dentro de una caja mágica donde hay fantasía, lógica y absurdo, dijo Lazlo Mousong

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Enrique González Rojo leyó cinco textos incluidos en su libro Criaturas de la tinta aladaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de marzo de 2014, p. 7

La lectura de Criaturas de la tinta alada: cuentos, minicuentos y cuentemas, del poeta y filósofo Enrique González Rojo Arthur, nos lanza dentro de lo que sería una caja mágica donde, en su conjunto, hallamos criaturas y sustancias de la realidad, la fantasía, la lógica, el absurdo, el drama, el fino humor, lo lúdico, lo simbólico y más, expresó el escritor Lazlo Mousong durante la presentación del volumen en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Eso, agregó, lo convierte en un estuche de extrañas criaturas trazadas con extrañas tintas, y que dan vida a extraños acontecimientos, extrañas fantasías y extrañas realidades contaminadas de irrealidades, sin necesidad de alterar el lenguaje sino utilizándolo para que acabe convertido en un rompecabezas, donde las piezas que finalmente falten serán sólo aquellas que el lector no haya comprendido, y donde podemos valorar la escritura realizada con no más de las palabras necesarias.

Ironía y crítica social

Criaturas de la tinta alada.., libro publicado por el Instituto Sinaloense de Cultura, tiene 106 páginas que dan cabida a 39 relatos, correspondientes a dos géneros literarios, el cuento y el minicuento, y un subgénero de la invención de González Rojo, que bautizó como cuentemas, observó Mousong.

Los que son cuentos, lo son y punto. No obstante en sus minicuentos predomina el jugueteo con las palabras e ideas. Los valores lúdicos constituyen uno de los elementos más frecuentes en la minificción y son pequeños estanques en los que se solaza González Rojo, en cuya literatura sabemos que el humor puede estar acechando para saltar sorpresivo sobre el lector, aun cuando no sea un texto abiertamente humorístico.

Respecto de los cuentemas, éstos comienzan a partir de o culminan con un tema en el que asoma la imaginación del lúcido filósofo que es el autor, para jugar con temas de tono y sabor filosófico que, en sí mismos, en su desarrollo llevan implícito el humor y a veces hasta el absurdo. Pero los cuentemas relatan o proponen ideas, situaciones o reflexiones (no historias) que toman el camino del humor o desembocan en él.

Para el periodista y poeta Alberto Arankowsky los cuentos más que pensados, son sentidos. Como que el maestro fue descubriendo sus propios textos, y eso lo hace un autor personal. No sólo hay ironía, sino también una crítica social. Con cada cuento nos vamos encontrando desde lo risueño, lo cruel, lo histórico, lo erótico. Además, son sorpresivos porque cuando uno cree haber encontrado una situación, no es así.

Arankowsky se refirió al experimentalismo que encuentra en los presentes textos. Aparte de una ironía chejoviana, también hay una ironía francesa de Anatole France. González Rojo se permite hacer una desmitificación del dogma religioso en cuestiones metafísicas en uno de sus cuentos y esa ironía francesa se debe a lo sutil.

González Rojo se limitó a leer cinco textos del tomo: Mirando el reloj, La fiesta, Valoración, Vocación y Pozo.