egún el Inegi, Aguascalientes tiene la tasa de desocupación más alta del país (6.18 por ciento, superior al promedio nacional que fue de 5.05 ciento en el primer mes del año). No es un fenómeno estatal. En general el desempleo y la búsqueda de oportunidades mejores tiene un constante ascenso que desmiente la algarabía con que se anuncia en todas partes que ya llegó el progreso y las inversiones se traducen en plazas de trabajo.

Ante la contundencia del ascenso en las cifras de desocupación, el gobierno estatal ha optado por manejar cifras distintas a las oficiales. De un tiempo a la fecha procura encabezar sus comunicados de prensa con números absolutos que, suponen, apantallarán al lector descuidado.

Así, el discurso se ha tornado una danza de cifras que basa su mayor mérito en la comparación con la administración anterior. Ahí no hay pierde, más allá del signo partidista que ostenta cada gobierno estatal, en el caso de Aguascalientes, cualquier número que presente Carlos Lozano de la Torre será mejor que los pobrísimos resultados de Luis Armando Reynoso Femat.

Ayer se anunció como una realidad que el reciente viaje del gobernador a China generó resultados de inversiones por nil 350 millones de pesos y la generación de mil 500 nuevos empleos. Los datos pues, no son el problema. El consuelo de los comparativos no disminuye un ápice la sensación de aún falta mucho por hacer.

Que se presuma como un hecho el interés por invertir, que exploren la posibilidad, la promesa pues, no conforta en absoluto a los miles que todavía viven en extrema pobreza, ni de los desempleados, o aquellos que gozan del privilegio de un sueldo miserable y por eso buscan una mejor oportunidad.

Qué importa si son cifras oficiales, del IMSS o del Inegi, si un análisis profundo denota una ligera mejoría, qué si en la comparación estamos mejor, la realidad es que a los jóvenes, la mejor oportunidad que se les ofrece es la de trabajar detrás del mostrador de una tienda de conveniencia.

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