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Representa 10 millones de toneladas de comestibles, 37% de la producción agropecuaria

Desperdicia México más de una tercera parte de los alimentos que produce: BM
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Del total de los alimentos que se desperdician en el mundo, 28 por ciento se concentra en las naciones industrializadas de Asia; 23 por ciento en el sur y sureste de Asia; 14 por ciento en América del Norte y Oceanía; la misma proporción en Europa; 9 por ciento en África, al sur del Sahara; 7 por ciento en el norte de África y centro de Asia, y 6 por ciento en América Latina y el Caribe, apunta el reporte del Banco MundialFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de febrero de 2014, p. 31

En México, un país en que más de la mitad de la población vive en situación de pobreza, se desperdicia más de una tercera parte de los alimentos que se producen cada año, una proporción que duplica la media latinoamericana, reveló este jueves un informe del Banco Mundial (BM).

Anualmente se desperdician en el país más de 10 millones de toneladas de comestibles, cantidad que representa 37 por ciento de la producción agropecuaria del país, según datos citados en un nuevo reporte del organismo multilateral.

El desperdicio de alimentos en México llega a más del doble del que prevalece en la región de América Latina y el Caribe, de acuerdo con los datos contenidos en Observatorio de precios de alimentos, una publicación del Banco Mundial.

Una sexta parte de los alimentos producidos en América Latina y el Caribe, una de las regiones con mayor desigualdad en el mundo y en la que viven 74 millones de personas en extrema pobreza, es desperdiciada, añadió el informe.

La región pierde 80 millones de toneladas al año de alimentos por el desperdicio, que se produce por igual en las etapas de producción y de consumo, aseguró el organismo. Además del impacto negativo en la seguridad alimentaria, el desperdicio de comida provoca ineficiencia económica y del uso de los recursos naturales y energéticos, a la vez que tiene un impacto en la pobreza, aseguró.

En América Latina, donde millones de niños sufren desnutrición crónica, se pierden 15 por ciento (una sexta parte) de los alimentos que se producen cada año. Desde el punto de vista de la nutrición, esto significa que se desperdicia una cuarta parte de los componentes energéticos que una persona necesita diariamente para vivir, agregó.

Aunque no es consuelo, dijo el organismo, comparativamente América Latina es la región que menos comida desperdicia o pierde. En los países desarrollados esta proporción puede alcanzar más de un tercio de la producción total de alimentos.

Este desperdicio de alimentos supone terribles pérdidas en la inversión en agricultura y en los insumos de energía necesarios para producir comida que después se pierde y de la que no se obtienen los retornos esperados, explica José Cuesta, experto del Banco Mundial en pobreza y autor del reporte, que monitorea el precio mundial de los alimentos y sus efectos socioeconómicos en la población. Se trata de ingresos que el agricultor latinoamericano dejará de recibir por un producto que no podrá vender, agrega.

Existen medidas técnicas inmediatas que pueden ayudar a frenar este desperdicio de alimentos. Algunas son tan sencillas como por ejemplo usar recipientes de plástico para depositar la fruta que se recolecta –en lugar de bolsas–, o mejorar los sistemas de refrigeración para evitar pérdidas en la fase de almacenamiento, explicó.

La lógica económica de este problema es simple pero abrumadora: cuanta más comida tiren los hogares, más comida adicional tendrán que comprar para cubrir sus necesidades, indicó el organismo. Esto implica que las familias utilizarán una mayor proporción de sus ingresos en comida y menos en otras actividades como educación o salud.

Claramente las pérdidas alimentarias tienen un impacto sobre la pobreza, dijo Cuesta. Una manera de paliar esta situación es concientizar a los consumidores para que puedan aprovechar todos los alimentos que compran y evitar comportamientos nocivos, en ciertas ocasiones incentivados por las promociones comerciales –los dos por uno, por ejemplo–, que invitan a adquirir más productos de los que realmente se necesitan, dijo.