El éxito de China en los recientes 36 años se puede resumir en dos palabras: reforma y apertura, un proceso similar al que está viviendo México actualmente, afirmó el embajador de aquel país en México, Qiu Xiaoqi, quien advirtió que el primer sector en el que deben trabajar ambas naciones es en procurar el incremento de las inversiones chinas en México y viceversa, en particular porque los asiáticos están en condiciones de invertir en el mundo unos 500 mil millones de dólares.

Señaló que países como Brasil se han beneficiado de una manera importante en este aspecto, mientras en México hay una serie de leyes y reglamentos que impiden un mejor flujo de estos recursos; necesitamos algún apoyo en ese sentido, reconoció el representante diplomático al ofrecer una conferencia en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), organizada por el Centro de Estudios México-China.

Otro factor que inhibe el intercambio, añadió, es el desconocimiento de una y otra parte. Hay amigos mexicanos que ven a China como lo hacían hace 30 años, y hay chinos que ven a México en el mismo sentido. Además de que la prensa mundial no refleja con imparcialidad lo que pasa. Hay chinos que piensan que todo es violencia en México, como el caso de Michoacán, que descabezan a la gente; yo estuve hace unos días allá y pude ver que no es algo general.

El embajador Qiu Xiaoqi destacó que hay tres elementos que hacen sólida la relación bilateral. En lo político el respeto mutuo: China no es un país que pretenda imponer sus ideas, al igual que México; el segundo elemento es la perspectiva compartida de que en la relación se busca que los dos países se vean beneficiados, cuando en una sociedad uno de los países gana y el otro pierde, esta relación no puede durar y, finalmente, la cultura que ha tenido un gran impacto en ambos países.

Reveló que entre los cambios que propone China para su sociedad, como parte de la economía de mercado que busca, está la de poder generar beneficios sociales, como el acceso universal a la salud, es decir, garantizar este servicio para 800 millones de ciudadanos chinos, una empresa que ningún otro país en el mundo puede hacer.

Detalló que en 1972, al iniciarse los primeros contactos formales durante el sexenio de Luis Echeverría, el intercambio comercial era de 13 millones de dólares, y que el año pasado llegó a 40 mil. Por cuanto a las inversiones, China lo hace en México por 400 millones de dólares, cantidad similar a la que tiene México en aquella nación.

Sin embargo, convino en que las expectativas son muy altas en diversas áreas, como en el turismo. Dijo que el año pasado salieron de China 98 millones de ciudadanos, sobre todo a otras naciones de Asia y muy poco hacia América Latina. Es una oportunidad que México no puede dejar pasar, pues se espera que en unos cinco años los turistas chinos sumen unos 400 millones, el equivalente a que cada mexicano saliera cuatro veces al año al extranjero.

De otra parte, recordó el compromiso de ambos gobiernos por mejorar la movilidad estudiantil y el intercambio académico y científico, con el propósito de aumentar el conocimiento de las culturas y el potencial de las economías.