Londres, 26 de febrero.

Michael Adebolajo y Michael Adebowale, extremistas islamitas, fueron condenados este miércoles a cadena perpetua y a 45 años de cárcel, repcetivamente, por el asesinato del soldado Lee Rigby británico en mayo de 2013 en las calles de Londres.

Los dos musulmanes británicos de origen nigeriano, que se habían declarado no culpables, fueron sacados de la sala a media lectura de la sentencia porque empezaron a gritar y a insultar al juez Nigel Sweeney, del tribunal penal central de esta capital.

Lee Rigby, de 25 años, casado y con un hijo de dos años en el momento de los hechos, fue atropellado y luego acuchillado en repetidas ocasiones con una herramienta de carnicería hasta que casi lo decapitaron a plena luz del día en una calle de Woolwich, un barrio del sudeste de Londres.

Sus asesinos esperaron a que arribara la policía, a la que se enfrentaron antes de ser arrestados, mientras que los hechos eran grabados por un transeúnte, a quien los dos hombres explicaron los motivos de su acto. La única razón por la que hoy matamos a este hombre es porque los musulmanes mueren cada día asesinados por soldados británicos. Con este soldado británico, es ojo por ojo, diente por diente, dijo Adebolajo.

El juez Sweeney sostuvo que el asesinato fue nauseabundo e inútil y que tuvo una conexión terrorista, además de reprochar a los acusados que se vanagloriaran del mismo. Consideró que la cadena perpetua es una pena justa para Adebolajo, que había proclamado su admiración por Al Qaeda, pero que el papel menor de su cómplice merecía una sentencia más corta.

Su conducta repulsiva y sin piedad contrastó con el coraje de varias mujeres que estaban en el lugar y que reconfortaron a Lee Rigby y se indignaron con lo que ustedes hicieron y decían, agregó el magistrado. Lo mataron y lo mutilaron, destacó a su vez el fiscal Richard Whittman, que denunció un asesinato cobarde y a sangre fría.

Pese al horror de la escena, los testigos hicieron gala de valentía y dignidad, destacó el fiscal, y puso como ejemplo a una mujer que se inclinó sobre la víctima para reconfortarlo y a otra que les pidió explicaciones.

La familia de Rigby acudió a la lectura de la sentencia vistiendo camisetas con la foto del soldado en las que se leía Justicia para Lee Rigby, mientras un grupo de manifestantes, que portaban horcas, se congregó ante la corte para pedir la restauración de la pena capital.