Fernando Solana es un universitario como los mejores, uno de los nuestros, de aquellos gracias a quienes la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) adquiere la grandeza que la mayoría le reconoce. Uno de nuestros mejores egresados, uno de quienes nos hacen sentir el orgullo de pertenecer a la conferencia de los universitarios, afirmó el rector José Narro Robles en la ceremonia de instalación de la cátedra que lleva el nombre del ex canciller.

Iniciativa del titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade; del propio rector Narro; del subsecretario para América del Norte de la cancillería, Sergio Alcocer; de los secretarios de Economía, Ildefonso Guajardo, y de Educación Pública, Emilio Chuayffet, así como de Carlos Slim, la cátedra estará a cargo de diplomáticos en activo y en retiro, que podrán ofrecer los conocimientos acumulados en muchos años de experiencia representando a México en el extranjero.

Chuayffet reconoció el aporte de Solana en la elaboración de la reforma educativa. El mejor homenaje para alguien que ha pugnado toda su vida por la formación de sus semejantes, es educar, apuntó.

Agregó que México ha retomado hoy la ruta que impulsó Fernando Solana con la creación del Instituto Nacional de Educación de los Adultos.

Estamos moviendo el país a través de la responsabilidad global, pero sin dejar de lado el único proceso de cambio social contundente, el de dotar de una educación de calidad, con equidad a todos.

Parafraseando a Fernando Solana, Chuayffet señaló que México llegará tan lejos como llegue la educación.

A su vez, el canciller Meade destacó la trayectoria académica, dentro del espacio público y privado, además del interés de Solana en el rescate de la ética dentro de la administración pública, algo que promoverá la cátedra que impartirá el Instituto Matías Romero en coordinación con la UNAM y financiada por Grupo Carso y Banamex, entre otros.

Este espacio, agregó el titular de la SRE, formará especialistas en política exterior, además de generar un espacio de diálogo entre generaciones a partir de los conocimientos que ofrecerán los diplomáticos en retiro, para que los participantes puedan convertirse en internacionalistas sólidamente formados y estén permanentemente actualizados.

Fernando Solana se congratuló de que la cátedra abra espacios para diplomáticos que, por ley, deben dejar su carrera a los 65 años, cuando tienen mucho que ofrecer y mucho que hacer por delante.