Washington, 24 de febrero.

Estados Unidos anunció hoy el cierre de bases militares en Europa, la eliminación de los cazabombarderos A-10 y de los aviones de espionaje U2, así como una reducción en la cantidad de elementos que integran sus fuerzas armadas para que se ubiquen en el nivel que tenían poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1940.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, informó en un discurso pronunciado en la sede del Pentágono que la disminución corresponde a una adecuación general de la estrategia de defensa del presidente Barack Obama, lo que incluye un reforzamiento de las fuerzas de comandos especiales, el programa de fabricación de aviones no tripulados (drones), de los cazas A-35 y de otros aviones bombarderos de largo alcance y rápido desplazamiento.

El anuncio de Hagel es una anticipación del proyecto de presupuesto militar 2015 que entregará Obama al Congreso la semana próxima, por lo que los recortes se aplicarían de inmediato, pero se tiene previsto que las metas no se alcancen hasta 2017.

Este será el primer presupuesto que refleja completamente la transición que el Departamento de Defensa lleva a cabo después de 13 años de guerra (en Afganistán), el conflicto más largo en la historia de nuestro país, precisó Hagel, sin dejar de lado los ocho años de intervención militar en Irak (marzo de 2003-diciembre de 2011).

Estados Unidos enfrenta un mundo más inestable e impredecible, que requiere un ejército más audaz, pero ajustado a presupuestos más pequeños, apuntó.

Las fuerzas armadas estadunidenses están compuestas por los tres brazos tradicionales –ejército, naval y fuerza armada– y por fuerzas especiales de comandos: los Seals, que participaron en la captura y asesinato de Osama Bin Laden; el cuerpo de marines, tropa de élite, y la Guardia Nacional, que se organiza por estados.

Un ejército del tamaño actual es demasiado grande con relación a las necesidades de nuestra estrategia de defensa, subrayó el secretario, que insistió además en el planteamiento hecho el año pasado por Obama de que Washington debe reforzar su presencia y operaciones en la región Asia-Pacífico.

De acuerdo con el plan del secretario Hagel, la cantidad de soldados del ejército bajará de 520 mil a 440 mil, lo que implica una meta más ambiciosa que la planteada hace un dos años, cuando el Pentágono propuso una disminución a 490 mil para 2015.

En 1940 Estados Unidos contaba con 267 mil soldados de infantería, pero al entrar a la Segunda Guerra Mundial, en 1942, robusteció la totalidad de las fuerzas armadas y mantuvo esa tendencia durante los años de la guerra fría, de 1947 a 1989. El pico de efectivos en el ejército se alcanzó en 1999, cuando el total fue de 479 mil 426, de acuerdo con datos del Departamento de Defensa.

El personal de la Guardia Nacional es actualmente de 355 mil hombres en tierra y descenderá en 2015 a 335 mil, mientras los reservistas, que ahora suman 205 mil, quedarán el año próximo en 195 mil. El cuerpo de marines cuenta hoy con 190 mil efectivos y perderá ocho mil en el mismo plazo.

En cuanto a la fuerza aérea, Hagel no dio datos, pero destacó que los legendarios aviones espía U2 serán remplazados por los drones conocidos como global hawk (halcones del mundo). El retiro de los aviones A-10, que datan de la guerra fría y han sido superados en velocidad por nuevos modelos, representarán un ahorro de tres mil 500 millones de dólares.

El presupuesto militar estadunidense es el más elevado del mundo y constituye un problema para la estabilidad de las finanzas públicas, las cuales Obama pretende reordenar con reducciones en el gasto, particularmente vía el Pentágono.

El mandatario propuso hace dos años reducir drásticamente el gasto militar en una década. En diciembre pasado, el Congreso aceptó la iniciativa presidencial para quitar 30 mil millones de dólares al Pentágono y proceder a la reorganización estratégica de las fuerzas armadas.

Para el año fiscal 2015, Hagel sugirió un gasto de 496 mil millones de dólares, que es casi igual que el de 2014. Obama ha encontrado resistencias en varios legisladores que defienden los contratos de grandes corporaciones ligadas a la industria militar en estados como California y Massachusetts.