Al cerrar oficialmente las actividades, las autoridades subrayaron el nuevo rostro de Rusia
Lo que se hizo aquí ha sido asombroso
, declaró Thomas Bach, presidente del COI
Los Juegos Olímpicos de Invierno más caros de la historia fueron evaluados con buenas notas
Lunes 24 de febrero de 2014, p. 2
Sochi, 23 de febrero.
La imagen que se tiene de los rusos es que son gente taciturna; sin embargo, la ceremonia de clausura de los Juegos de Sochi, la olimpiada más cara de la historia, sirvió para mostrar que el buen humor existe en la Rusia de hoy.
En el estadio Fisht, el grupo de 700 bailarines –ataviados con trajes de color plateado– recreó el fallo de la gala de inauguración hace dos semanas, cuando uno de los cinco anillos olímpicos no se pudo encender durante una secuencia de pirotecnia. El domingo, de manera intencional, los artistas se demoraron en completar la formación del quinto anillo, provocando risas.
Con Vladimir Putin observando con orgullo, el último acto de los Juegos de Sochi comenzó con un despliegue de fuegos artificiales. No es tarea fácil dar una calificación al megaproyecto del presidente ruso, al montar una olimpiada de invierno en una ciudad de clima subtropical.
Los rusos se autoevaluarán con buenas notas, cumpliendo con el objetivo de su presidente de mostrar al mundo la pujanza del país.
Obviamente, los detractores de Putin seguirán insistiendo en que Rusia continúa retrocediendo en cuanto a los derechos humanos, con una marcada intolerancia hacia los gays.
Espectáculo y roces con críticos
Otros apuntarán a las imágenes del miliciano que le daba latigazos a las chicas de Pussy Riot, las habitaciones de hotel desocupadas y con agua de color amarillento que brotaba de los grifos, el revuelo por la orden de matar a los perros callejeros, la nieve blanda en las pruebas de esquí alpino y las excepcionales medidas de seguridad.
Pero nadie puede cuestionar la espectacularidad de los estadios, las imponentes vistas de los picos en la cordillera del Cáucaso y que las justas transcurrieron durante 17 días sin incidentes mayores.
Este el nuevo rostro de Rusia, nuestra Rusia
, dijo Dmitry Chernyshenko, director del comité organizador de los juegos. Esto es un momento que atesoraremos para las próximas generaciones
.
A Rusia esta fiesta le costó una factura de 51 mil millones de dólares, cifra que superó los 40 mil millones que China desembolsó para Beijing 2008.
Lo que se hizo aquí ha sido asombroso
, declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.
El líder del COI quizá se queda corto al referirse a Sochi, un sitio abandonado en la costa del Mar Negro. Prácticamente todo en la ciudad y en los complejos vacacionales en sus montañas es nuevo.
Lo que toma décadas en otras partes del mundo, aquí en Sochi se consiguió en sólo siete años
, afirmó Bach en su discurso.
Y los rusos extinguieron el evento con un distintivo y melancólico momento. Un oso gigante –de casi ocho metros de altura– apagó la llama olímpica con un soplido, tras lo cual derramó una lágrima de su ojo izquierdo.
A través de miles de voluntarios que participaron en el evento, todos los que tuvieron un espíritu abierto pudieron ver la cara de la nueva Rusia, eficaz y amistosa, patriótica y abierta al mundo
, añadió Thomas Bach.
El dirigente del COI dio las gracias a Vladimir Putin por su implicación en el extraordinario éxito de estos Juegos Olímpicos de Invierno. No hay mejor cumplido que decir en el nombre de todos los participantes en los Juegos Olímpicos: estos fueron los juegos de los deportistas
, insistió Bach.
Rusia, igual que había ocurrido en la ceremonia de apertura de los Juegos de Invierno de Sochi, el 7 de de febrero, quiso mostrar de nuevo su cultura en la de clausura, que igual que hace 16 días, comenzó a las 20:14, como un guiño al año de su celebración.
En esta ocasión, dos payasos acompañaron a Luba, la niña que había sido la guía de la historia rusa en la apertura, a los que se unieron otros dos niños, para dar un paseo por la cultura del país.
En el paseo de los cinco personajes, se recorrió el arte, la música, la danza, la literatura y el circo.
En ese viaje por las raíces del país organizador, se dio un salto al futuro, con el paso de la bandera olímpica a la próxima organizadora de los Juegos de Invierno, la ciudad surcoreana de Pyeongchang, dentro de cuatro años.
En ese paseo por la cultura rusa, pasaron los directores de orquesta Yuri Bashmet y Valery Gergiev, el pianista Denis Metsuev, la violinista Tatiana Samouil, además de los bailarines de los ballets Bolshoi y Mariinsky.
Para la ceremonia de clausura, el director artístico elegido por los organizadores fue el suizo Daniele Finzi Pasca, quien también se ocupó del cierre hace ocho años de los Juegos de Invierno de Turín 2006.
La ceremonia de clausura hizo guiños también al pintor Marc Chagall y a 12 escritores rusos, entre ellos, Tolstoi, Dostoyevsky, Chekhov, Pushkin o Solzhenitsyn.