Libro que se presentó en la FILPM
da una sensación de voyeurismo delicioso
Lunes 24 de febrero de 2014, p. a11
En un voyeurismo colectivo con los lectores del Cronopio Mayor se convirtió la presentación del libro Cortázar de la A a la Z: un álbum biográfico, editado por Alfaguara, que se realizó este sábado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).
El placer de observar la vida del escritor argentino ocurrió en el salón de actos del Palacio de Minería, donde la editorial colocó una pantalla que proyectaba imágenes del autor de Rayuela, las cuales se mezclaban con las portadas de libros y palabras.
Cortázar de la A a la Z es un recorrido artístico por la vida del narrador con imágenes y sus propios textos, cuya edición realizaron Aurora Bernárdez, la viuda del escritor, y Carles Álvarez Garriga, para conmemorar los 30 años de la muerte del escritor argentino y el centenario de su natalicio.
Puertas abiertas al juego
En esta especie de cofradía de cronopios, Eduardo Casar y Raúl Quintanilla compartieron que leer el libro que rinde homenaje a Cortázar es abrir las puertas para salir a jugar con las palabras
.
Casar comentó que entrar en el estilo de escritura de Cortázar es hacerlo en un mar privado y en un vaivén de colores y de corrientes frías. Explicó que en el proceso literario, el autor es un nadador en el agua del lenguaje.
Una palabra crea una remembranza, lo lleva a uno hacia connotaciones imprevistas, deslumbra incluso al propio conductor que ahora tuerce a la derecha sobre ese caminito de terracería. El señor se conecta con su pasado, con su imaginación y con las sensaciones que tiene mientras escribe. El autor es un ser reconectado, no sólo por lo que el lenguaje informa, sino por lo que le informa raspándole la sensibilidad, la emoción y el sufrimiento, eso es lo que los antiguos llamaban inspiración
, indicó el poeta.
En su intervención, Casar calificó Cortázar de la A a la Z como un abecedario gráfico y chismoso, fiel al tipo de libros mixtos que tanto gustaban al escritor argentino, como Último round o La vuelta al día en 80 mundos. El libro abre puertas y da una sensación de voyeurismo verdaderamente delicioso
.
De los textos que incluye el ejemplar, Casar recordó la carta que escribió a Cortázar una lectora de Rayuela, quien da cuenta de cómo la lectura de ese libro le salvó la vida, porque estaba a punto de suicidarse, ya con su frasco completo de pastillas, pero comenzó a leer la novela y la tuvo que seguir leyendo hasta acabarla, y al final tiró el frasco y empezó a escribir un poema.
El director escénico Raúl Quintanilla compartió que al leer el libro conmemorativo de Cortázar recordó momentos importantes de su vida. Aseguró que la lectura da sentido a lo que significa crear un alfabeto. En el volumen hay una especie de epitafios que me hicieron entrar en recuerdos, de anhelar aquellos tiempos perdidos y entrar en una especie de melancolía
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