Con un performance frente a una tienda Louis Vuitton, activistas de Greenpeace exigieron a la marca dejar de vender prendas fabricadas mediante procesos químicos que dañan el ambiente.

La producción de moda tóxica tiene graves consecuencias ambientales para los ríos y cuerpos de agua de todo el mundo, señaló Sinaí Guevara, coordinadora de la campaña de tóxicos de Greenpeace México.

En el recién publicado informe Una pequeña historia sobre una mentira de la moda, la organización señala que ocho marcas de ropa de lujo (Dior, Dolce & Gabbana, Giorgio Armani, Hermes, Louis Vuitton, Marc Jacobs, Trussardi y Versace) usan sustancias químicas peligrosas en la elaboración de prendas, incluidas las de niños.

Greenpeace envió 27 piezas de ropa a laboratorios propios e independientes, los cuales detectaron en 59 por ciento de las prendas residuos de nonilfenol etoxilado, ftalatos, químicos per/polifluoradas y antimonio, los cuales, según el informe de la organización, son tóxicos para vida silvestre y seres humanos.

Esas sustancias se utilizan para fijar los colores en la ropa, darle brillo, impermeabilizarla o para dotar de otras características a los tejidos.

Al respecto, Raúl Estrada, vocero de Greenpeace México, explicó que esos químicos no son necesariamente tóxicos para el ser humano cuando están en la ropa, pero se descomponen al entrar en contacto con el agua y pueden producir daños en comunidades en las que se maquilan las prendas. Las sustancias también se desprenden de la ropa cuando se lava.

Por ejemplo, el nonilfenol etoxilado, detalló, es como un estrógeno y al momento de tener contacto con el agua y con los peces puede producir feminización en el animal, lo que da una idea de lo dañinos que pueden ser este tipo de compuestos cuando son vertidos por miles de litros día a día por diferentes industrias.

En el país, señaló, hay maquiladoras que también vierten sustancias tóxicas en los cuerpos de agua. Muchas otras venden en México y sus procesos son realizados en otras partes del mundo. Producen en China y venden en Latinoamérica, así que no hay forma de controlar el nivel de contaminación que se da en diferentes regiones. Agregó que muchas veces las responsables de la contaminación no son las mismas marcas, sino las maquiladoras que trabajan para ellas.

Vinimos a Louis Vuitton porque es el que da la cara por este tipo de prendas y tendría que ser el responsable de que el proceso fuera completamente limpio de principio a fin, apuntó.