on excepción de Leatherheads (2008), insufrible comedia no estrenada en México, las otras cuatro películas dirigidas por el actor George Clooney han denotado un incisivo interés por la política y la historia, no común en el cine hollywoodense promedio. Su quinto esfuerzo, Operación monumento es también el más convencional, tal vez porque el realizador quiso retomar el tono tradicional de la película bélica de los 60.
Sin embargo, en este caso la misión heroica no consiste en tomar un castillo nazi o destruir unos cañones de posición estratégica, sino en salvar las obras de arte que han sido saqueadas por las nazis en todos los territorios por ellos ocupados. En la vida real fueron cientos los especialistas de varias naciones que formaron la división MFAA (Monuments, Fine Arts, and Archives), y se encargaron de buscar y recuperar las pinturas y esculturas con las cuales Hitler quería llenar un planeado Museo del Führer. Para ser sintéticos, Clooney y su coguionista Grant Heslov lo han resumido en siete magníficos expertos de arte, cinco gringos y dos aliados, el francés Jean-Claude Clermont (Jean Dujardin) y el británico Donald Jeffries (Hugh Bonneville), que en 1944 recorren el territorio europeo retomado por las fuerzas aliadas.
El propio Clooney encarna a Frank Norton, el ficticio líder del grupo, aunque su papel consiste más bien en servir de maestro de ceremonias para los demás y en ser el pronunciador de los discursos que resumen la importancia de la misión. Los demás personajes dependen de la personalidad de sus intérpretes para ser memorables. Así, Bill Murray hace pareja con Bob Balaban para formar un gracioso dúo excéntrico; Matt Damon emplea su aire bien educado para convencer a una desconfiada secretaria francesa (Cate Blanchett) de que sus intenciones son honorables. Y John Goodman saca a relucir su bonhomía para hacer pronta amistad con el francés.
Si bien no hay secuencias de batallas –si acaso, unas contadas escenas de tiroteos– Operación monumento se mueve al son de la pegajosa y triunfal marcha compuesta por Alexandre Desplat, para mostrar su nostalgia por tiempos más sencillos, cuando las fuerzas estadunidenses eran bienvenidas como liberadoras y los nazis eran la más pura encarnación del mal. Ojo: sólo los aliados occidentales tienen la noble intención de devolverle el arte robado a sus legítimos dueños pues, por el otro lado, los rusos vienen dispuestos a quedarse con el botín en desagravio de sus 20 millones de muertos.
Compuesta de viñetas, la película es mejor en sus partes que en su desdibujada totalidad. Por ejemplo, sobresale la secuencia en que Jeffries acude a la catedral de Brujas para comprobar que la Madonna, de Miguel Ángel, sigue en su lugar; en esa instancia, Clooney recrea con verosimilitud la mística que puede evocar una obra de arte en peligro. Es también uno de sus momentos más dramáticos. El hallazgo de un barril lleno de piezas dentales de oro es una sutil referencia al Holocausto. Y no podía faltar la secuencia en que el propio Clooney encare y recrimine al más odioso de los oficiales nazis (¡apellidado Wagner!), que no sólo ha destruido obras de arte, sino ha sido también comandante de un campo de concentración.
Con todas sus limitantes, la película cumple su labor informativa sobre uno de los crímenes menos conocidos de la ocupación nazi. Que yo recuerde El tren (John Frankenheimer, 1964) es el único antecedente en que Hollywood había abordado el tema. No se le puede reprochar tanto a Operación monumento que trivialice la historia cuando es un sincero reconocimiento a los verdaderos héroes que recuperaron millones de obras artísticas, en riesgo de perderse para siempre.
Operación monumento
(The Monuments Men)
D: George Clooney/ G: George Clooney, Grant Heslov, basado en el libro de Robert M. Edsel, Bret Witter/ F. en C: Phedon Papamichael/ M: Alexandre Desplat/ Ed: Stephen Mirrione/ Con. George Clooney, Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Cate Blanchett/ P: Smokehouse Pictures, Studio Babelsberg. EU - Alemania, 2014.
Twitter: @walyder
