Sábado 22 de febrero de 2014, p. a16
En los estantes de novedades discográficas esplende uno de los acontecimientos culturales más importantes de los años recientes: La Noche de los Mayas, versión de Paul Hindemith, Silvestre Revueltas/ Concierto No. 2 Hispano, de Juan Trigos.
He aquí los argumentos: aportación muy importante a la cultura nacional porque implica una serie de valores en cascada:
Se trata de la primera grabación mundial de dos partituras que perfilan aspectos, valores y señales alternativas al mainstream nacional.
Da luz sobre territorios hasta entonces desconocidos.
Añade variedad, vitalidad y aliento al paisaje musical de México.
Propone reflexiones poco dables en el dominio de la música mexicana.
Cristaliza un proyecto de años de preparación, esfuerzo, lucha, porfía. Este planteamiento independiente logró por fin su éxito merced a la intervención del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el INBA.
Su valor artístico es profundo.
La partitura que abre el disco es un rescate muy valioso: la versión que escribió uno de los grandes compositores de la historia, Paul Hindemith (1895-1963), a la más popular de las obras de Silvestre Revueltas (1899-1940): La Noche de los Mayas.
La polémica que se abre con esta grabación aporta nuevos elementos para la valoración del más importante de los compositores mexicanos en la historia, pues Revueltas escribió esa música para otros fines, una película de Chano Urueta. El director de orquesta y compositor José Yves Limantour (1919-1976) juntó esos retazos (cualidad de la música de cine, cuya naturaleza es fragmentaria per se) y armó una suerte de sinfonía a lo alemán, y esa obra se ha convertido en reina de la taquilla, en detrimento del resto de la producción revueltiana.
No hemos mencionado hasta el momento a los hacedores de esta hazaña, es decir, de este disco: Valeria Palomino, Raúl Zambrano, Christian Gohmer, Javier Platas. Ellos proponen esta reflexión, que desplegaron el pasado martes, en la más reciente emisión del mejor programa de la radio mexicana: La Otra Versión, en Opus 94.5, donde sonó en primicia la grabación que hizo la orquesta Tempus Fugit a esta obra de Silvestre Revueltas que suena a Paul Hindemith pero que es de Revueltas, de la misma manera como suenan las mejores versiones discográficas de La Noche de los Mayas (Esa-Pekka Salonen, Gustavo Dudamel) en cuyas portadas aparece el nombre de Revueltas y no el de Limantour.
La segunda obra de este disco imprescindible Concierto Hispano, es un arcón de maravillas. Para empezar, el papel solista lo cumple el maestro Raúl Zambrano con maestría. Pasajes arduos, estructuras complicadas, son resueltas con rigor, pero al mismo tiempo desparpajo, vuelo, libertad.
Esta partitura de Juan Trigos discurre frente a la fascinación del escucha: imaginería, amenidad, hondura, narrativa sonora preñada de atmósferas de linaje variopinto, una orquestación asombrosamente rica en recursos, hallazgos, aventuras, sorpresas, humor. Estamos frente a un trabajo francamente magistral en cuanto a composición e interpretación musical.
Suenan sonidos insólitos, nacidos del misterio y de la magia, pareciera por momentos que los instrumentos no suenan, cantan, merced a sus combinaciones tímbricas, sus superposiciones encontradas y el recio andamiaje de la partitura entera. El uso del arpa, los alientos-madera, las percusiones, habilitan un plano excepcional para la guitarra solista de Zambrano, quien cumple el papel de un concertante al mismo tiempo que concertista, de tan bien definidos los distintos planos: la imbricación del solista en el conjunto orquestal y sus pasajes en soledad acompañada.
He aquí un gran ejemplo de trabajo cultural. Celebremos este gran disco. Escuchémoslo de nuevo.