Moscú, 19 de febrero.

Una patrulla de cosacos, autoproclamados guardianes de la moral pública y del orden en la sureña región de Krasnodar, frustró hoy el performance que Pussy Riot se disponía a grabar en Sochi, fuera de la zona restringida de las instalaciones de los juegos invernales.

Las jóvenes sufrieron una agresión en toda regla, justo el día en que el Comité Olímpico Internacional (COI) pidió a las integrantes del grupo que no realicen protestas políticas en los escenarios de la justa, donde –por otro lado– no pueden entrar, al carecer del llamado pasaporte del aficionado, documento de identidad inventado por los organizadores.

Si ellas lo hacen, sería una acción inapropiada afirmó el vocero del COI, Mark Adams, en rueda de prensa.

Los casacos aparecieron cuando este miércoles Nadezhda Tolokonnikova, Maria Aliojina y otras tres muchachas, cuyos nombres se desconocen, se cubrían el rostro con los pasamontañas multicolores que las hicieron famosas en el mundo, por desafiar abiertamente al Kremlin con estilo y ritmo punk, debajo de un mural publicitario de gran tamaño alusivo a Sochi 2014.

Apenas cantaron la primera frase de su nueva canción, (el presidente Vladimir) Putin te enseña a amar a la Patria, comenzó la agresión al grito de ¡Váyanse al carajo, putas!. Un cosaco lanzó un chorro de gas pimienta, mientras otro repartía latigazos y los demás intentaban arrebatarles los pasamontañas con violencia y más insultos.

Arrojada con fuerza al suelo, Tolokonnikova recibió golpes en la espalda y un hombre, que acompañaba a las muchachas, terminó con una ceja partida y sangre en la cara.

Las chicas, tras sacar del bote de la basura una guitarra, abandonaron el lugar, al tiempo que llegaron unos policías, que tras hacer preguntas a los testigos se fueron sin detener a nadie.

El incidente duró poco menos de tres minutos y se puede ver, casi completo, en este enlace.

Pussy Riot, un grupo que realiza arte en vivo con discurso feminista y que graba sus presentaciones para convertirlas en videos musicales y acciones de protesta, se ha convertido en un símbolo de los que critican al gobierno de Vladimir Putin, al que consideran autoritario, especialmente por la situación de los derechos humanos y de los gays.

La banda se hizo famosa en 2012 al entrar en la catedral de Moscú y realiza una oración punk, en la que pidieron a la Virgen María que salvara a Rusia de Putin, quien estaba a punto de comenzar un tercer periodo como presidente.

Dos integrantes del grupo, Tolokonnikova y Maria Alehkina, fueron sentenciadas a dos años de prisión, pero fueron liberadas en diciembre pasado gracias a una amnistía considerada un intento del Kremlin por apaciguar a los críticos ante la proximidad de los Juegos de Invierno.

El pasado martes, dos integrantes del grupo fueron detenidas e interrogadas en Sochi por el presunto robo de un bolso de mujer, pero no fueron arrestadas.

La banda ha pedido boicotear la justa invernal e insiste en que cualquier líder mundial que viaje a Sochi estaría dando su aprobación tácita a las políticas de Putin.

Los cosacos, que no forman parte de la policía ni del Ejército y en el pasado patrullaron las fronteras de Rusia, han sido utilizados desde el año pasado como una fuerza de seguridad auxiliar para patrullar las calles de la provincia de Krasnodar, que incluye la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de Invierno.

La historia de los cosacos se remonta al siglo XV. Originalmente servían en la caballería zarista y participaron en la expansión imperial de Rusia, cuando eran utilizados para proteger las fronteras. Casi desaparecieron durante la era del comunismo, pero luegos resucitaron, especialmente en el sur.