La arquidiócesis primada de México sostuvo que el informe del Comité de Protección de los Derechos de los Niños de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está plagado de mentiras y medias verdades, ya que la Iglesia católica ha adoptado una política de cero tolerancia en los casos de abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes.

En el semanario Desde la Fe, asentó que el Vaticano ha solicitado las renuncias de los obispos que no hicieron caso a las acusaciones y testimonios de las víctimas, desde hace varios años, la Iglesia ha puesto medidas muy severas para evitar ese tipo de negligencias; además, contempla la expulsión del sacerdocio de quienes cometen ese crimen atroz.

Puntualizó que compete a la autoridad civil encarcelar a los sacerdotes que hayan incurrido en ese delito.

Destacó que la Iglesia católica ha publicado más de 60 documentos que constituyen una propuesta para frenar los abusos contra menores. Ninguna institución del mundo tiene una normatividad tan completa y ningún gobierno ha hecho nada parecido, a pesar de que el problema de la pederastia es mayor en otros sectores sociales.

Acusó a Naciones Unidas de dejar de lado e ignorar la renovación de las normativas y el desarrollo de las medidas formativas y preventivas que ha hecho la iglesia; lo hizo con el fin de desprestigiarla.

El pasado 5 de febrero, en Ginebra, Suiza, la ONU presentó el citado informe en el que acusó al Vaticano de violar la Convención de Derechos del Niño al no hacer lo suficiente para cumplir con su compromiso de erradicar la pedofilia.

También criticó la política de cambiar de parroquia a los sacerdotes pedófilos, lo que consideró como un intento de encubrir los crímenes y evitar que sean juzgados por las autoridades civiles.

En el texto, publicado en el semanario Desde la Fe, la arquidiócesis de México insistió en que la Iglesia católica está comprometida con la defensa y protección de los derechos de los niños y reviró al organismo internacional con el argumento de que éste promueve el aborto. Asentó que en el seno de la ONU, donde el Vaticano participa como un Estado observador, ha acallado las voces que pretenden influir en el mundo para que sea aprobado el aborto y la eutanasia .