Berlín, 14 de febrero.

Macondo, cinta de la realizadora austriaca de origen iraní Sudabeh Mortezai, se presentó a competencia en esta última ronda del Festival Internacional de Cine de Berlín.

Esta opera prima pisa con el pie derecho en Berlín y tiene fuertes posibilidades de llevarse algún premio. Macondo es el nombre con el que se conoce a un campo de refugiados en Viena. En los años 70, refugiados chechenos que pasaron por ahí le dieron ese nombre y desde entonces así se le conoce.

Macondo cuenta la historia de un niño de 11 años, Ramasán (Ramasán Minkailov) que ha perdido a su padre en la guerra de Chechenia y ahora vive en el campo de refugiados en Viena junto con su madre y sus dos hermanas pequeñas.

Una mirada sobre el mundo que envuelve a Ramasán, las responsabilidades que tiene que asumir como el hombre de la familia y su papel de interlocutor entre la madre y el universo austriaco en el cual la burocracia juega un papel importante al contar con la residencia legal de refugiados, pues Ramasán ya puede hablar alemán

Asumir el papel de padre; de esposo, que también siente celos cuando percibe la posibilidad de que otro hombre se acerque a su madre; el de hermano protector mientras su madre trabaja, todo sin dejar de ser un niño de 11 años. El patriarcado que impera en la cultura chechena se revela aquí en la figura del pequeño Ramasán.

Otro de los aciertos que se celebran en Berlín de Macondo es la perspectiva de la cámara que se posiciona desde la estatura del pequeño. Desde la perspectiva de Ramasán le dabamos la categoría de héroe estando seguros de mirar nosotros hacia arriba en lugar de mirar hacia abajo, comentó la realizadora. Ninguno de los actores de Macondo es profesional.

Sudabeh Mortezai comentó en conferencia de prensa que la historia tiene un importante contenido autobiográfico, pues ella llegó con su familia a Austria a los 12 años.

Adaptación de un clásico

Fuera de competencia, la Berlinale cerró con el estreno de La bella y la bestia, nueva adaptación del cuento clásico, a cargo del realizador francés Christophe Gans. Los ingredientes de la película de Gans son ambientes fantásticos, gigantes, monstruos que surgen de la naturaleza y vestuarios de ensueño que arrancarán suspiros de adultos y niños.

Con la estrella del cine francés en el papel de Bella, Léa Seydoux (La vida de Adèle, Midnight in Paris) y Vincent Cassel (Cisne Negro, El odio) en el de Bestia, Gans lleva a la pantalla la obra original de Gabrielle-Suzanne de Villeneuve, publicada de forma anónima en 1740 como parte de una antología de cuentos. En 1757 se publicó una versión para niños que sirvió como referente de las adaptaciones de Jean Cocteau, en 1946, y de Walt Disney, en 1992.

Cuando al realizador francés se le preguntó en conferencia de prensa por qué no había rodado su película en tercera dimensión, respondió: Hoy día todos esperan películas en tercera dimensión, pero eso hubiera aumentado los costos entre 30 y 40 por ciento. La película estuvo pensada para ser en francés, yo quería hacer una película en francés más que una película en tercera dimensión.

Comentó también que el cuento de La bella y la bestia es parte ya del inconsciente colectivo. Este tipo de relatos fantásticos amplían nuestra sensibilidad. También es un cine para adultos, pues cuando de niños vemos estas películas aún no nos preguntamos muchas cosas.

Galardón de honor

El festival de Berlín otorgó el Oso de Oro de honor por trayectoria al realizador irlandés Ken Loach (1936).

Dieter Kosslick, director del encuentro cinematográfico alemán, expresó: Loach es uno de los grandes directores europeos que vienen demostrando una extraordinaria continuidad durante casi 50 años, aunque siempre se ha mantenido innovador, con un profundo interés por la crítica social y la vida cotidiana de los humildes y los desvalidos.

Loach confesó sentirse emocionado. En el discurso de agradecimiento expresó: Estamos viviendo en el mundo tiempos oscuros, muy oscuros, donde los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. En cuanto a Europa, debemos trabajar juntos, por un continente unido, basado en la igualdad entre sus integrantes.

Ken Loach también manifestó su preocupación por la pérdida de identidad de la clase trabajadora: Reina un sentimiento terrible de aceptación a las circunstancias; lamentablemente, la sociedad está dejando que los gobernantes la sometan a un enorme grado de aceptación, está perdiendo su identidad y también está desapareciendo su dignidad. Hay una generación de jóvenes que perdieron las ilusiones por esta crisis, por eso creo que hay que organizarse para que la izquierda vuelva a tener voz.

Director de cine y televisión, Ken Loach es conocido por el realismo social que aborda en sus películas alrededor de los problemas de la clase trabajadora, denunciando la explotación y la falta de oportunidades.