El vuelo del abejorro, que en un tiempo se consideraba aerodinámicamente imposible, ha resultado más asombroso de lo que se pensaba desde el punto de vista científico, después de un estudio que muestra cómo ese humilde insecto es capaz de volar a una altura suficiente para remontar el monte Everest.

Investigadores han descubierto que una especie china de abejorro puede seguir volando cuando la presión del aire cae a un nivel equivalente a 9 mil metros de altitud, más que suficiente para volar por encima del pico de la montaña más alta del mundo, de 8 mil 848 metros de alto.

Grabaciones en video de abejorros volando en una cámara barométrica, donde se hace caer la presión del aire a niveles que sofocarían a la mayoría de los animales, muestra que los abejorros se mantienen en vuelo alterando el ángulo de sus alas para incrementar su amplitud al batirlas.

Fuerza contra velocidad

Los científicos hallaron que aun cuando las concentraciones de oxígeno llegaron a niveles muy bajos al caer la densidad del aire dentro de la cámara, los abejorros lograron mantenerse en vuelo en condiciones equivalentes al aire delgado de la cordillera más alta. De hecho, aumentaron la fuerza producida por sus aleteos para compensar la delgadez del aire, en vez de elevar la velocidad del aleteo, señaló Michael Dillon, de la Universidad de Wyoming, quien encabezó el estudio, publicado en la revista Biology Letters.

El descenso de alrededor de 60 por ciento en la densidad del aire tuvo que compensarse con una elevación de 60 por ciento en la producción de fuerza, hazaña notable, si se considera que también lo hacían en un ambiente tan bajo en oxígeno, expresó el profesor Dillon.

Un abejorro que revolotea en el aire tiene una demanda de oxígeno equivalente a 15 a 20 veces la de un atleta de élite; sin embargo, en nuestros experimentos atienden esa demanda pese a una oferta muy reducida: la presión parcial del oxígeno es menos de la tercera parte de los valores al nivel del mar.

Traducción: Jorge Anaya