Las enfermedades congénitas del corazón son un tema olvidado en la agenda de salud del país, a pesar de que representan la segunda causa de muerte en los niños menores de un año y la cuarta, los infantes de uno a cuatro años, afirmó Ricardo Jáuregui, cardiólogo intervencionista, integrante de la Fundación Mexicana del Corazón.

Mientras otras causas de defunción en este grupo de edad –como las ocasionadas por afecciones originadas en el periodo perinatal o la desnutrición– han disminuido, las afecciones cardiacas congénitas, alrededor de 50 conocidas siguen en aumento, aseguró el especialista. Mencionó que mientras hace cinco años se reportaban dos enfermos por cada mil nacidos vivos, en la actualidad se presentan entre ocho y 12 por mil nacidos vivos.

De acuerdo con información de la Secretaría de Salud (Ssa), entre 16 mil y 20 mil niños nacen cada año en el país con alguna cardiopatía congénita.

El olvido en la agenda nacional consiste en la carencia de información sobre las medidas preventivas y por insuficiencia de recursos físicos y humanos con entrenamiento especializado en la corrección de males cardiacos congénitos, comentó Jáuregui.

Con motivo del Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas (14 de febrero), el especialista resaltó que en México no se previene, ni se atienden, salvo en los hospitales de concentración, ubicados en las grandes ciudades. El acceso a servicios para las personas que viven en zonas rurales es, por lo menos, complicado, indicó.

Jáuregui, con más de 30 años de experiencia en el manejo de padecimientos cardiacos y ex director del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social, se refirió al programa que hace dos años puso en marcha la Ssa: Para los niños de corazón, con el cual se suponía se abatiría el rezago en la atención médica de estos padecimientos. Dijo que no ha funcionado como debiera por la carencia de especialistas y unidades médicas con la infraestructura requerida para hacer las cirugías.

En 2012, cuando se dio a conocer la estrategia, las autoridades reconocieron la carencia de cardiólogos pediatras. En ese entonces había 30 de esos especialistas certificados y sólo 10 hospitales acreditados en el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey.

Jáuregui comentó que los males cardiacos congénitos no son hereditarios, pero sí están condicionados por el medio ambiente. Una deficiente alimentación de la mujer durante el embarazo, el consumo de alcohol, tabaco y drogas, así como la exposición a radiaciones, son algunas de las causas de esos padecimientos.

Además, un seguimiento clínico durante la gestación ayudaría, por lo menos, a tener una detección temprana de las anomalías. En específico, el médico comentó que la mujer embarazada debiera realizarse un ultrasonido entre las semanas 12 a 14 de gestación. Además del sexo del bebé se puede revisar el funcionamiento cardiaco e identificar lesiones.

El avance de la ciencia médica y la tecnología ya permite, incluso, que algunas de las anomalías se puedan operar dentro del útero, y en otros casos, al menos se tendrá la información para que al momento del nacimiento, se proporcione al neonato la atención médica necesaria.

El cardiólogo comentó sobre las deficiencias en el diagnóstico, pues además de lo mencionado, existen casos de personas que durante su infancia pasaron desapercibidas y llegan a la edad adulta con una presión pulmonar severa y, eventualmente, con un daño cardiaco que los lleva a la muerte.