Lunes 10 de febrero de 2014, p. 40
Aparte del riesgo de contaminación y destrucción que el maíz transgénico representa para la amplia diversidad de razas y variedades de maíces nativos de México, también es un peligro para la salud humana, pues está asociado a sustancias químicas, tóxicas y cancerígenas.
Además, la cultura alimentaria mexicana, basada en esa diversidad de maíces diseminada por todo el país y generada durante más de 10 mil años de domesticación y cruzamientos, es incompatible
con la uniformidad del maíz transgénico
.
Por ello, agregaron las investigadoras Elena Álvarez Buylla y Cristina Barros, el gobierno federal no debería autorizar su liberación y uso comercial por parte de las trasnacionales de la alimentación como Monsanto, Dupont, Pionner y Syngenta.
Más bien, demandaron, deberían prohibirse todos los transgénicos, no sólo en los centros de origen de diversas plantas como México, sino en todo el mundo.
Ambas participaron en el foro Análisis crítico del uso de maíz transgénico en la agricultura mexicana, realizado en el Colegio de Postgraduados, en Texcoco, y convocado por la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad.