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La investigadora y crítica literaria lanza con editorial Océano el libro Ensayos impertinentes

Un odio arraigado es el origen de los feminicidios: Jean Franco

La “americanización” de la frontera entre México y EU, uno de los problemas que más preocupa a la autora

Sobre el papel de la mujer en la producción señaló la tendencia a que represente a la masa explotada y menos organizada

Llama a reconocer que las viejas no son desechables

 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de febrero de 2014, p. 2

Entre 1993 y 2010 la investigadora y crítica literaria Jean Franco escribió los 16 textos que dan forma al libro Ensayos impertinentes, donde la literatura, los movimientos sociales y el papel de la mujer dentro de ellos son temas fundamentales.

Desde ese primer artículo han cambiado muchas cosas. El efecto del neoliberalismo es contundente y la posición de los subalternos no ha cambiado fundamentalmente. No sé si quizás en Brasil han hecho algo de parte de la subalternidad, pero en la mayoría de los países no creo que haya cambiado. Creo que es exactamente igual, sobre todo en América Central y México, se sabe por el número de gente que ha querido enfrentarse al peligro de cruzar la frontera con Estados Unidos y entrar en un país donde no tienen derechos, donde la amenaza de la deportación crece cada día, señala la ensayista durante una charla con La Jornada en la sede de Océano, sello que publica el libro en México.

“Me preocupa mucho en este momento la americanización de la frontera, creo que el número de deportaciones durante el gobierno de Obama ha llegado a una cifra enorme. Cada vez más se da dinero para fortalecer el patrullaje de la frontera, su militarización; es una situación completamente intolerable, creo que se necesita una política de México y de Centroamérica, porque muchísimos de los migrantes son centroamericanos, pero no veo ningún político dispuesto realmente a abordar el tema, ni a proponer soluciones que se puedan aplicar para mejorar la situación”.

Paso por América Latina

Jean Franco cumple 90 años este 2014. Conoce la situación de América Latina desde diversos puntos de vista, luego de que viajó a Guatemala desde su tierra natal, Inglaterra, y después vivió en México. Hoy radica en Nueva York y es catedrática emérita de la Universidad de Columbia.

En este volumen, que se presentó el miércoles 6 de febrero en la librería Rosario Castellanos, se incluyen, entre otros, los artículos Invadir el espacio público, transformar el espacio privado; Las finezas de Sor Juana; La Malinche: del don al contrato sexual; La incorporación social de las mujeres. Una comparación entre narrativa popular mexicana y estadunidense; La larga marcha del feminismo; La máquina de guerra subalterna. Mujeres, guerra y derechos; La violación: un ama de guerra; Elogio de la diversidad, y Matar sacerdotes, monjas, mujeres y niños.

Sabe lo que ocurre en cuanto a violencia contra la mujer y asesinato o feminicidios. “Para mí el feminicidio es indicio de un odio muy arraigado contra la mujer, porque incluso son asesinadas con indicios de ese odio, por ejemplo, cortar los senos, cuestiones así... se brutaliza de cualquier manera a la mujer. Demuestra una especie de odio acumulado contra la mujer y contra la reproducción.

Antes se consideraba que era un fenómeno del norte, pero ahora se sabe que no, que en Centroamérica también ocurre.

Habla también de la apropiación de la literatura por parte de las mujeres. En México, Elena Poniatowska ha sido importante, porque ella aborda muchos tópicos políticos. Admiro mucho una novelista muy difícil que es Diamela Eltit, la chilena que realmente aborda la falta de futuro, el hecho de cómo se camina ahora políticamente y culturalmente no sólo en América, sino en el mundo.

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Dieciséis textos dan forma al libro Ensayos impertinentes, donde la literatura, los movimientos sociales y el papel de la mujer en ellos son temas fundamentalesFoto Luis Humberto González

Uno de los aspectos que le preocupa de la vida actual es “toda la cuestión de la conservación de la Tierra. Nadie cuida de eso. Están destruyendo los bosques en Brasil sin pensar en el futuro, pero no solamente en Brasil, en otras partes no se piensa en el futuro, en otras generaciones; eso me preocupa, qué va a pasar.

Una de las últimas novelas de Diamela termina con la idea de que todos vamos a ser polvo en cementerios chinos. Es una perspectiva terrible, pero hay muy pocos escritores que realmente piensan en esta cuestión dantesca del fin de la civilización, de su imposibilidad, si los países siguen en el mismo camino. Esa es una perspectiva apocalíptica, pero real.

–En cuanto al feminismo, en su libro menciona que no es una teoría ni un movimiento social, ¿cómo ha evolucionado ese concepto?

–Hay muchos aspectos del feminismo tradicional que no se aplican ahora, porque había una lucha contra la idea de la mujer en casa; es algo que se ha sobrepasado. Hay que pensar ahora en las condiciones de la mujer que trabaja, sobre todo en los subalternos, el trabajo de la mujer en las maquilas, en las industrias básicas, por ejemplo. Es interesante cómo el trabajo de la mujer se ha vuelto más importante en esta época, dado que la forma en que la mujer puede operar en las maquiladoras es más eficiente que el hombre, pero empeora en cierta forma su vida, porque la tendencia es que sea la masa explotada y menos organizada.

Hay muchas de las luchas y debates del feminismo que no se han resuelto, entonces hay mucho qué hacer, mucho depende del país también. En este momento la situación de la mujer en los países árabes es bastante difícil, en Pakistán o India también es muy difícil. En Occidente comos bastante afortunadas en comparación con ellas, pero cuando se piensa por ejemplo en estas nacionalidades donde la mujer no tiene derechos, donde tiene que someterse a la construcción del clan masculino, cumplir con su papel ahí, no hay otra posibilidad.

Fue Jean Franco quien levantó polémica cuando señaló la necesidad de discutir, dentro del feminismo, el tema de la vejez, y lo trata en el texto final de Ensayos impertinentes, que se titula Confesiones de una bruja. El grito de batalla que lanza es “‘¡Brujas, a las barricadas”.

–Aquí la palabra brujas es para hablar de las mujeres de edad, pero aplica a todas las mujeres.

–Creo que la mujer bruja es la más poderosa.

–Este llamado sigue vigente para avanzar frente a la violencia, a políticas económicas que nos afectan, pero ¿cómo lograr que la mujer se una?, porque, si a algo tendemos, es a separarnos.

–Tiene que tener alianzas más que nada, porque uno no puede pelear por todo. La batalla es en muchos frentes. También hay que luchar por las viejas, como yo. Reconocer que no son desechables.

En un día común y corriente Jean Franco responde su correo electrónico y revisa los periódicos, tengo afición a los periódicos; escribe, sale a hacer ejercicio: nadar o caminar, y por la tarde, si es posible, escribo, o voy al cine, o hago otras cosas. En Nueva York hay muchas posibilidades de divertirse.

–¿Qué le falta hacer?

–¡Aprender a manejar! Hay muchas cosas, muchas cosas. Quiero escribir una novela, nunca he escrito una novela, sería muy bueno. He escrito cuentos, pero no están publicados.