Administrar los conflictos
l gobernador Graco Ramírez era conocido por enfrentar los problemas. Cuando era activista, a pesar de las críticas de muchos de sus conocidos o compañeros, siempre tuvo fama de entrón. Todavía se recuerda cuando enfrentaba al ex mandatario Jorge Carrillo Olea y, de manera más directa, a Sergio Estrada Cajigal.
Pero con el paso del tiempo (o con el poder) eso pasó a segundo término. No es que no siga con ese estilo directo de enfrentar la crítica. No. Eso continúa. Durante sus ruedas de prensa de los lunes, cuando no anda en India, como esta semana, el mandatario no deja títere con cabeza y va a todas.
Sin embargo, ante los conflictos políticos y de inseguridad, parece que la política oficial ya no es enfrentarlos y resolverlos. Más bien se busca administrarlos. Es más sencillo.
Total, no se corren muchos riesgos. Quizás sólo el del desgaste, pero éste de por sí ocurre. El problema, mientras tanto, es que a los morelenses les queda la sensación de que les quedan a deber, y mucho. Han pasado 15 meses, y aun cuando podrían reconocerse resultados en algunos rubros, lo cierto es que ante la exigencia de seguridad, la primera que se le expuso en campaña y la primera que se comprometió a resolver, sencillamente no se observan resultados.
Tal vez sea un problema de percepción, como dijo el secretario de Gobierno, Jorge Messeguer, hace unos meses. Pero si es así, también sería un problema del propio gobierno. La percepción cambia con buena comunicación. Durante el primer año, esa comunicación no sólo no ha cambiado la percepción de inseguridad, más bien al contrario, la ha ahondado con terribles contradicciones. Así que si el problema es de percepción, también es problema del gobierno, de la administración de ese otro conflicto, ¿o no?
Mientras, el mandatario sigue en India, discutiendo sobre el cambio climático.