El taxi se detuvo en la entrada del Instituto para la Atención del Adulto Mayor del Distrito Federal (IAAM-DF), en la calle Venustiano Carranza, el chofer bajó del vehículo y ayudó a Guadalupe a sentarse en su silla de ruedas, para después arrancar; a Raquel todos los días la llevaban a una tienda de autoservicio por el rumbo del Pedregal a pedir limosna; a María Luisa el domingo la fueron a dejar a una calle de Xochimilco, y a Martha su hija decidió irse de vacaciones y dejarla encerrada en su casa, pese a que no puede moverse.

Todas aseguran que sus familias o quienes las cuidan las quieren y que se preocupan por ellas, por lo que optan por callar para no perjudicarlos.

Los cuatro casos se presentaron entre el 10 de enero y el 2 de febrero de este año, en todos se levantó una denuncia por abandono de persona ante la Procuraduría General de Justicia del (PGJDF).

Ana Gamble, coordinadora de Gerontología del IAAM-DF, señaló que en todo 2013 se presentaron seis denuncias por abandono de personas, pero al interior de los hogares, no en la vía publica, como ha ocurrido en lo que va de este año.

Al respecto, la secretaria de Desarrollo Social del DF, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, admite que cada día estamos viendo con más preocupación cómo los hijos o hijas sin piedad dejan en la calle a su papá o mamá, o los ponen a pedir limosna, cuando su obligación es cuidarlos, alimentarlos, darles sus medicamentos.

Detalla que cuando se recibe una denuncia sobre maltrato o abandono de un adulto mayor, personal del IAAM-DF acude a verificar el estado físico de las personas, se busca que vaya personal de la PGJDF, de la Comisión de Derechos Humanos del capitalina, si es necesario se le traslada a un albergue, y se inicia una averiguación previa.

El primer caso ocurrió el 10 de enero. Al ver que pasaban las horas y nadie regresaba por Guadalupe, personal del IAAM-DF le preguntó dónde y con quién vivía.

Días después se recibió la denuncia de que todos los días llevaban a una señora en silla de ruedas a pedir limosna afuera de una tienda. Cuando encontramos a Raquel (83 años) nos dijo que no tenía familia, pero que las personas que la llevaban la querían, porque le cambiaban el pañal dos veces al día. Le dejaban una botella de agua, un café con leche y unas galletas para que comiera, dijo.

El 2 de febrero dejaron a otra mujer en Xochimilco. María Luisa (85 años), quien contó que su hijo mayor, de los 13 que tiene, la abandonó en ese lugar, que vivía en La Lagunilla.

El último caso se registró en una colonia de clase media. Una señora se fue de vacaciones y dejó a su mamá en su casa sólo con agua. Ella empezó a gritar, una vecina la oyó y denunció el hecho, narró Rodríguez Velázquez.