En ocasión del cuarto relevo en la presidencia rotativa del Instituto Federal Electoral (IFE), el cambio de discurso institucional se hizo patente: Nadie en su sano juicio que haya dedicado horas al trabajo electoral, podría desear o promover el naufragio de una reforma vigente y legítima, que fue diseñada, como lo fue el IFE en 1990, por el consenso de los actores políticos, aseveró el nuevo presidente, Marco Antonio Baños.

Esta vez ya no hubo augurios de un caos inminente por la reforma constitucional, ni vaticinios de fracasos en la próxima elección, por el contrario: abundaron los votos por un saludable nacimiento del nuevo Instituto Nacional Electoral (INE). Baños ratificó el ofrecimiento de ser interlocutores permanentes para aportes técnicos en la elaboración de las leyes secundarias, proceso que requerirá de un Congreso que tenga altura de miras en la elaboración del entramado legal necesario.

Funcionario del IFE desde sus orígenes, cuando fungió como subdirector de Operación Regional de la Dirección Ejecutiva de Organización, reivindicó los aportes de esta institución: se han elegido 4 presidentes, 544 senadores, 4 mil diputados, se han contabilizado 280 millones de votos. Y ante la inminencia de su desa­parición, destacó la necesidad de que sea un proceso sin sobresaltos.

Cuestionado sobre posibles ofrecimientos que habrían motivado el cambio de discurso, Baños respondió en entrevista: “Nada, el IFE no anda buscando ofrecimientos de ninguna especie ni hemos planteado en esos términos la conversación. El diálogo se ha establecido –insisto– en términos estrictamente constructivos y nunca hemos ido a plantear que seamos ratificados en ninguna responsabilidad, ni mucho menos”.

En la sesión convocada para la toma de posesión, hasta los partidos que en su momento demandaron la remoción de consejeros como parte de la reforma, modificaron sus posturas. El panista Rogelio Carbajal elogió la importancia del Servicio Profesional Electoral del IFE y pidió mantener los niveles de diálogo alcanzados durante la gestión de Lorenzo Córdova al frente del instituto.

El perredista Camerino Márquez advirtió la necesidad que aún tiene el país de cambios en el ámbito electoral para lograr mayor transparencia, mejor fiscalización y causales de nulidad efectivas, pero al mismo tiempo pidió hacer un reconocimiento a esta valiosa institución.

Baños no sólo evocó las aportaciones del IFE a la democracia, también resumió los aspectos centrales que requieren atención especial en la elaboración de las leyes secundarias: regular el artículo 134 constitucional relativo a la publicidad gubernamental; revisión del modelo de radio y televisión para partidos y candidatos independientes; fortalecimiento de la credencial de elector; precisiones en torno a la consulta popular, y construir un nuevo modelo de fiscalización.

En sus conclusiones, Baños definió al IFE como un aliado eficaz en una transición que debe darse sin sobresaltos ni estridencias. Por ello dejaremos una base sólida para que, en su momento, los consejeros del INE dispongan de una plataforma adecuada de lanzamiento, sin rezagos programáticos y con propuestas viables rumbo a la organización de los próximos comicios federales y locales.

Córdova coincidió en la importancia de la colaboración del instituto en la elaboración de las leyes secundarias y destacó que en enero logramos detonar la interlocución del IFE con un variado número de actores políticos, porque el organismo le apuesta a que la reforma salga bien y que el INE sea exitoso en su encomienda constitucional.