La actividad forestal legal en Michoacán está prácticamente paralizada por el crimen organizado. Al igual que en otras actividades productivas rurales, los ejidatarios y comuneros abandonaron sus parcelas. La ingobernabilidad provocada por las bandas del narcotráfico agravó la situación de ilegalidad existente en dicha actividad desde hace décadas, y la cual las autoridades se han resistido a controlar, apuntó la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas y Forestales.

Es difícil calcular la cantidad de dinero que generan los impuestos de guerra del crimen organizado. Nadie tiene datos de cuánto exigían, pues algunas personas han dicho que les pedían 10 por ciento sobre el valor de la madera que estaban cosechando; otros tenían otro tipo de arreglos. La producción forestal en el estado no se detuvo, pero mucha gente la abandonó; hay regiones donde ni los dueños de los bosques pueden entrar. No es gratuito que hayan surgido las autodefensas y realicen acciones desesperadas, dijeron miembros de los grupos civiles armados.

Según datos de la Comisión Nacional Forestal, Michoacán permanece como el tercer productor forestal del país, detrás de Durango y Chihuahua, pero su producción pasó de un millón a 480 mil metros cúbicos anuales; y a dicha actividad se dedican cerca de medio millón de personas.

Mientras que quienes explotan legalmente los bosques tienen que cubrir la estricta normatividad establecida por las autoridades y esperar hasta más de un año en volver a renovar su permiso de explotación –como en el caso de los comuneros de Los Ocotones, municipio de La Concordia, Chiapas– los ilegales compran la madera a un tercio de su valor y la venden como si fuera legal; sus ganancias son de 200 a 300 por ciento sobre un precio legal de mil pesos por metro cúbico en el primer punto de venta. Ese tráfico ilícito puede corromper cualquier cosa.

El comercio ilegal de la madera, comentaron, también afecta a otros estados. Es un negocio millonario, ya que se estima que son 6 millones de metros cúbicos de ese tipo de madera los que circulan en el mercado nacional, principalmente en la industria de la construcción.