Sábado 28 de diciembre de 2013, p. 18
Estambul, 27 de diciembre.
La presión aumentó este viernes sobre el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, salpicado por un escándalo político-financiero sin precedente que provocó una ola de dimisiones en su gobierno y nuevas movilizaciones en su contra cuando cientos de manifestantes salieron a las calles y fueron reprimidos por la policía.
La policía turca dispersó la noche del viernes a cientos de personas que intentaron reunirse en la plaza Taksim de Estambul para exigir la dimisión de Erdogan. Las fuerzas de seguridad intervinieron con cañones de agua y balas de plástico para repeler a los inconformes en las calles que conducen a la emblemática plaza, centro de la protesta antigubernamental que hizo tambalear al gobierno islamita conservador en junio pasado.
Además, entre 500 y 600 manifestantes se reunieron también en Ankara gritando gobierno, dimisión
, sin que se hayan reportado incidentes.
Erdogan, inflexible, volvió a defenderse ante miles de partidarios reunidos en el aeropuerto internacional Ataturk y denunció un complot
en su contra.
Se defiende Erdogan
Aunque no nombró a su adversario, el primer ministro volvió a responsabilizar al movimiento del predicador musulmán Fetullah Gülen, acusado de estar en el origen de la investigación anticorrupción que provocó la dimisión de tres ministros del gobierno.
La situación reciente es consecuencia del caso de los colegios privados
, manifestó Erdogan.
La organización de Gülen, que apoyó a Erdogan al llegar al poder y es muy influyente en la policía y la magistratura, declaró recientemente la guerra al gobierno, el cual quiere eliminar los colegios de apoyo escolar privado, una de sus principales fuentes de financiamiento.
Tres diputados del partido gubernamental, amenazados de expulsión por haberse pronunciado en favor de la independencia de la justicia, anunciaron este viernes su dimisión. No es posible hacer oír nada en el partido en el poder
, indicó uno de ellos, Ertugrul Günay, ex ministro de Cultura, quien acusó a su antiguo partido de arrogancia
y de poner trabas a las acciones de la justicia.
En este contexto, el ejército turco, que ya tomó varias veces el poder en Turquía, anunció que rechazaba involucrarse en esta crisis.