El proceso de reformas electorales en México, que en su momento aportó a la conformación de un sistema democrático, pasó de círculo virtuoso a círculo vicioso, que ha provocado enorme inestabilidad en las instituciones políticas, advirtió Benito Nacif, consejero del Instituto Federal Electoral (IFE).

Si bien el IFE fue producto de ese círculo, mientras no pongamos fin al sentido que ha cobrado ahora no se podrá consolidar la democracia, subrayó.

Los partidos políticos han adoptado la descalificación de los comicios como parte de una estrategia político-electoral y buscan anular una elección porque creen que tras la invalidación tendrán una nueva oportunidad de ganar. Si no la anulan, deslegitiman al ganador, se sientan a negociar una nueva reforma electoral, quitan a la autoridad y ponen a otros que les parezcan mejores. Hay un premio a la política de rechazar el resultado electoral.

Benito Nacif confió que en la aprobación de la legislación secundaria se corrijan todas las inconsistencias de la modificación constitucional.

–¿No es lo apropiado corregir la Constitución desde la legislación secundaria?

–Es correcto.

Para Nacif, una de las preocupaciones centrales en la reforma que se instrumentará es la ampliación de las causales de nulidad de los comicios, que incorpora el aspecto financiero cuando haya una ventaja inferior a 5 por ciento. El rebase de los topes de gastos de campaña depende de tecnicismos jurídicos y contables, pero quien haya revisado cualquier dictamen de una autoridad electoral sabe que los criterios con que se determina qué gasto benefició una campaña son totalmente subjetivos y, a menudo, arbitrarios.

Expresó sus dudas sobre otra causal de nulidad por motivos económicos: el financiamiento ilegal. Habrá que definir sus alcances, porque en el contexto actual hasta la canalización de recursos de gasto ordinario a campañas implica un financiamiento ilegal y nulidad, pero no se determina cuándo son causas suficientemente graves

Esta es mi principal preocupación respecto del futuro, insertado en un círculo vicioso en el cual hemos anclado la no aceptación de resultados electorales desfavorables. Eso no es un buen augurio para nuestro sistema.

–¿Hubo improvisación en la reforma más que un buen diseño?

–No sé si la palabra improvisación sea la adecuada. La propuesta del Instituto Naciona Electoral (INE) o de la fiscalización ya tenían tiempo, pero lo que me parece preocupante es que se plasmaran en la Constitución aspectos sin haber sido sometidos previamente a discusión, en aras de cerrar rápidamente una negociación para que se pudiera concretar la reforma energética.

En ese empeño cerraron tratos apresuradamente, sin escuchar las voces que deberían haber consultado. No me refiero solamente al IFE, sino a toda una comunidad de especialistas en materia electoral. Muchas cosas no estaban listas para ser legisladas. Espero que en la ley secundaria puedan incorporarse y se realicen las correcciones de lo que se hizo mal en la enmienda constitucional.

Otro rubro que genera incertidumbre es el alcance de la coordinación entre el nuevo INE y los organismos electorales, porque con los términos poco claros de que se podrá atraer o no se deja mucho a la discrecionalidad. No es asunto sencillo delegar en un momento la realización de un programa de resultados electorales preliminares o ceder o atraer la capacitación comicial.

Son rubros que requieren recursos económicos, plazos concretos y tiempos, por lo cual no puede dejarse a la improvisación o a una decisión apresurada. Si ello no se concreta claramente en la legislación electoral, puede ser origen de conflictos políticos importantes en comicios locales que eventualmente podrían trasladarse a lo federal.