El periodista José Garza (Monterrey, 1971) construyó su propio museo literario con entrevistas que realizó a artistas, desde sus inicios como reportero en 1989 a la fecha. Esos testimonios forman parte de un libro en el cual desea demostrar que la pintura y la poesía son las formas más conmovedoras que posee el hombre para expresarse a sí mismo.

Antoni Tápies, Pablo Palazuelo, Julian Schnabel, José Bedia, Julio Galán, David Salle y Yoko Ono son los creadores que revelaron a Garza la idea de que el arte debe fluir sin ataduras y debe bastarse a sí mismo, como el propio individuo, explica el autor de Fuego al museo, editado por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), que ya circula en librerías.

Al respecto, añade quien fuera colaborador de La Jornada, no hay arte mexicano. Sólo arte. En eso, Rufino Tamayo dio los primeros pasos por proporcionar al arte llamado mexicano, en pleno fulgor nacionalista, una expresión internacional, cosmopolita, que desfiguraba con fantasía el rostro nacional que hasta entonces se había dibujado de manera realista.

José Garza considera que Gabriel Orozco es uno de los artistas que enseñó la posibilidad de un arte mexicano sin señas de identidad; en la fotografía y en la instalación contribuyó a un lenguaje sin prejuicios.

Aunque reconoce que el mundo del arte “no está exento de superficialidades y frivolidades, creo que son mayores sus bondades. El arte contemporáneo, por ejemplo, siempre resulta confuso, incierto; su fiabilidad está en duda. Pero eso me parece un desafío.

El arte hoy tiene soportes muy distintos respecto de los que se han utilizado durante los pasados 500 años. Plantea problemas éticos y conceptuales más que estéticos, por ello es un modo de conocimiento. Pero la sensibilidad, el poder contemplativo, no se pierden.

Yoko Ono en la portada del libro Fuego al museo, publicado por la Universidad Autónoma de SinaloaFoto Miguel Ángel Valero

De entre todos sus entrevistados, el periodista señala al pintor Julio Galán (1959-2006) como uno de sus favoritos: Su vida y obra tienen un cerco luminoso, un halo de fantasías y leyendas terribles y maravillosas. Fue el artista personaje que se creó todo un mundo de disfraces en el que mezcló ficción y realidad, en el que se confunden la verdad con la mentira: explotó una tormentosa infancia de la que quedó dolido, afectado; una vida solitaria y triste, junto a un proceso de creación intuitivo, inconsciente y salvaje que desembocó generalmente en autorretratos ingenuos y perversos.

José Garza, también director de publicaciones de la Universidad Autónoma de Nuevo León, tomó el nombre de su libro precisamente de un comentario de Galán, quien dijo que le gustaría prenderle fuego a un museo, recurso que para el artista servía para advertir y subrayar lo valioso de la supervivencia. Y de eso se trata este libro: encender el fuego al museo de la cultura y del periodismo para recuperar el patrimonio sin destrucción, para reclamar las pérdidas, para animar, no obstante, que el fuego permaneza vigente, como un modo de reflexión y análisis.

Algunas de las entrevistas las realizó en España, donde Garza estuvo cinco años, estudió el master de periodismo del diario ABC, y después el doctorado.

La UAS presenta como novedad este título en la FIL de Guadalajara y se presenta el 4 de diciembre en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Guadalajara.