Se trata de un disco y una escultura con forma felina de 3 mil años de antigüedad
Viernes 29 de noviembre de 2013, p. 6
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que un grupo de arqueológos, encabezado por Ann Marie Cyphers, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, hallaron dos piezas olmecas de 3 mil años de antigüedad en San Lorenzo Tenochtitlán, Veracruz.
Se trata de un disco de 61 centímetros de diámetro con el grabado de dos huellas de patas de ave, probablemente de un águila, así como de una escultura de bulto parcial con forma felina, con las fauces abiertas y las patas delanteras cruzadas, de 300 kilos de peso, que está multilada y podría corresponder a un jaguar.
Explicó que ambos vestigios están hechos de basalto y se encontraron en el Palacio Rojo, lujosa residencia de gobernantes de la primera capital olmeca (de 2 mil 200 metros cuadrados), ubicada en San Lorenzo, a 60 kilómetros del puerto de Coatzacoalcos.
El Palacio Rojo ha sido excavado en casi una cuarta parte por Cyphers, dedicada al estudio de la zona arqueológica desde 1990, según comunicado de la UNAM
San Lorenzo Tenochtitlán es la capital más antigua de la cultura olmeca. Fue fundada desde el año mil 800 antes de nuestra era y tuvo su apogeo entre los años mil 400 y mil
, sostuvo.
Secretos del Palacio Rojo
Cyphers indicó que descubrió el disco de basalto en 2012 y es un monumento conmemorativo cuyo grabado se relaciona con el nombre de un gobernante olmeca.
Se colocó al inicio de la construcción del Palacio Rojo, entre el año mil 400 y mil 200 antes de nuestra era. Por contar entre las primeras actividades de la edificación, el disco debió ser un símbolo conmemorativo y testigo del nombre de la persona que financió la obra
, detalló.
Resaltó que en el Palacio Rojo hay varias representaciones relacionadas con aves en otros monumentos, por lo que se especula que pudieran ser emblemas de un linaje específico.
De la cabeza de felino, descubierta este año, dijo que podría ser una muestra de reciclaje, pues a veces los olmecas mutilaban esculturas y las almacenaban por algún tiempo, antes de reciclarlas para crear formas distintas
. Explicó que quizá se trate de un jaguar, poderoso símbolo olmeca.
Las piezas se exhiben en el Museo Comunitario del lugar, inaugurado en 1995 con apoyo de la UNAM.