Martes 26 de noviembre de 2013, p. 27
Londres. El británico Royal Bank of Scotland (RBS), que evitó la quiebra con dinero público, empujó a la bancarrota a pequeñas firmas, que eran viables, para hacerse con ellas a buen precio, afirma un informe oficial. Lawrence Tomlinson, consejero del Ministerio de Comercio, entregó el lunes al gobierno un informe adverso para la maltrecha reputación del banco, del que el Estado es el accionista mayoritario, con 81 por ciento, desde que lo salvó de la quiebra en 2008. Hay numerosos ejemplos escandalosos de empresas sanas que fueron destruidas por RBS, y del impacto devastador que eso tuvo en la vida de los empresarios
, destacó Tomlinson. Las acusaciones se centran en la división del banco a cargo de las restructuraciones de empresas en dificultades, conocida como Global Restructuring Group (GRG). Empresas pequeñas sin problemas reales acabaron sin necesidad en GRG con diferentes pretextos, como haber vulnerado alguna cláusula menor de las condiciones de sus créditos. Tomlinson reclamó que se tomen medidas inmediatas para evitar esta conducta sin escrúpulos
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