Cero y van seis corridas de otra temporada menos chica y la transmisión de peligro en las reses, la casta, el temperamento, la acometividad y la emoción que sólo puede dar la bravura no la dócil repetitividad, siguen brillando por su ausencia. Y en proporción a esa ausencia va la del público, que ayer apenas registró un cuarto de entrada en la Plaza México, conocida desde hace 20 años como Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje (Cecetla).

¿A qué atribuir la pobre asistencia al coso no obstante lo atractivo del cartel para los aficionados? ¿A que ya quedan muy pocos? ¿A la tarde fría y gris? ¿A que empresa y figuras importadas apenas gastan en publicidad y promoción? ¿A que sólo algunos recuerdan a Miguel Ángel Perera y desconocen sus triunfos en España? ¿Al discreto cacareo de la exitosa campaña europea del tlaxcalteca Sergio Flores? ¿A que ya está muy visto Zotoluco a sus apenas 27 años de matador? ¿A la reiterada sosería del hierro de Xajay? ¿Al hartazgo del público ante la falta de emociones? A saber, pero como decía el inolvidable maestro Paco Gorráez: el público no sabe, pero siente. Y evidentemente algo sintió con respecto a este cartel que apenas si fue.

Hicieron el paseíllo Eulalio López Zotoluco, el español Miguel Ángel Perera y el joven de Apizaco Sergio Flores, que confirmó su triunfal alternativa de Bayona, Francia, para lidiar un encierro de la ganadería queretana de Xajay. Luego de los pretextos para no anunciar a Flores el año pasado y de que primero confirmara a sangre y fuego su alternativa en la plaza de Las Ventas, la empresa no tuvo más remedio, no sin antes cerrarle las puertas en las últimas dos ferias de Tlaxcala, que anunciarlo esta temporada.

Con 22 años de edad y 14 meses de alternativa, tras una exitosa campaña novilleril y un año de matador en ruedos europeos, Sergio Flores desplegó cualidades y actitud con dos reses de Xajay poco propicias para el lucimiento, como dicen los positivos. Con su primero, que brindó a sus valientes padres, mansurrón, deslucido, débil de manos, con sentido y defendiéndose, que recibió su puyazo de trámite, el apizaquense lo metió y sometió con el mando y quietud que sólo dan la convicción y el rodaje, para lograr meritorias tandas con la diestra. El fulminante volapié con que lo despenó merecía bastante más. Y con su segundo, cárdeno y bizco del derecho, al que el piquero le hizo un ojal que no disimuló su mansedumbre y falta de fuerza, Flores tiró de él en imperativos derechazos. De pronto, enganchado en la mandona muleta, el astado permitió tres naturales, un afarolado y el forzado de pecho en preciosa conjunción. Poco certero con la espada, Sergio fue despedido entre ovaciones. Pero si las empresas de acá obstruyen a los mexicanos que pueden ser, entonces los culpables son los antitaurinos.

Perera, primera figura en España, quitó a su débil primero por chicuelinas y tafalleras y remató a una mano para luego ahogar en el cite la sosa embestida, conseguir algunas series con la diestra, dejar tres cuartos de estocada y llevarse una orejita. Con su segundo, pasador y deslucido, nada pudo hacer. Y nuestra primera figura Zotoluco, mal con la espada, hizo que el público coreara que su primero pasaba no cómo embestía, mientras que con su segundo, con posibilidades, ambos fueron incapaces de calentar la tarde.