Para muchos son sólo manías
y no se atienden, advierte
Domingo 3 de noviembre de 2013, p. 30
Revisar que la puerta de la casa esté cerrada, que las hornillas de la estufa estén apagadas antes de salir, una o dos veces, puede ser algo normal, pero si esta conducta se repite una y otra vez en el mismo momento puede ser indicativo de que se padece trastorno obsesivo compulsivo (TOC), un tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza por la intrusión de pensamientos obsesivos que toman el control y pueden detonar conductas compulsivas.
El TOC afecta de 2 a 3 por ciento de la población mundial y la Encuesta Nacional de Epidemiología Siquiátrica de 2003 indica que en México existe una prevalencia de 2.6 por ciento, con una edad media de inicio a los 19 años.
En entrevista con La Jornada el médico siquiatra Francisco Javier Mesa Ríos, jefe de la consulta externa del Hospital Psiquiátrico Fray Bernadino Álvarez, precisó que existe evidencia de que este padecimiento tiene un origen neurológico, relacionado con disfunción en los circuitos orbitofrontales de la corteza cerebral o áreas subcorticales y precisó que la herencia juega un papel importante.
“Personas que tienen familiares en primer grado con TOC –padre, madre o hermanos– pueden tener hasta 20 o 30 por ciento de riesgo de padecerlo; también algunas afecciones pueden incidir, como la fiebre reumática.”
Señaló que para atender este padecimiento siquiátrico crónico lo indicado es administrar tratamiento farmacológico con base en antidepresivos, además de sicoterapia cognitiva conductual, con lo cual hay una notable mejoría del cuadro clínico, al grado de que los síntomas sean discretos
.
Añadió que muchos de quienes padecen TOC o incluso sus familiares no lo identifican como enfermedad y consideran que sólo son manías
, por lo que tardan muchos años en pedir atención médica o nunca la solicitan.
Detalló que el TOC se puede clasificar de dos formas: uno, cuando predominan las ideas obsesivas, un pensamiento repetitivo, persistente y molesto, que la persona no se quita de la cabeza y que está constantemente robando energía para otras ideas e invade su flujo normal del pensamiento; en la otra modalidad predominan las conductas compulsivas, es decir repetitivas, que son incómodas o molestas y que el paciente tiene necesidad de repetirlas de manera constante
.
Un ejemplo de TOC es la idea obsesiva de tener las manos sucias o contaminadas y precisó que aunque los pacientes pueden saber que no lo están, la idea es tan persistente que no pueden evitar pensarlo, lo que puede derivar en una conducta compulsiva como lavarse las manos una y otra vez incluso hasta causar daño.
También las ideas obsesivas se manifiestan en hacerse preguntas extrañas como hasta dónde terminará el universo o cuánto tiempo durará la vida; tener fijación por la simetria: estar contando los tabiques de una pared y ver cuantos hay de un lado y del otro; o ideas de enfermedad o sobre la orientación sexual
.
Todas estas actitudes pueden interferir con la vida familiar, laboral escolar y social y por ello el TOC debe ser tratado, insistió Mesa Ríos.