Durante este fin de semana el Centro Nacional de las Artes (Cenart) albergó la edición 13 de la Feria de las Calacas con una inclinación hacia la forma en que se desarrollan las festividades del Día de Muertos y un nutrido programa dedicado al público infantil.

El eje de las actividades de este encuentro cultural, casi una verbena popular, fue la fusión entre la expresión tradicional mexicana y la experimentación artística a través de la multimedia; también destacó el involucramiento de los niños como nuevos públicos, como se mostró en el recorrido que guió el pasado viernes Susana Ríos Szalay, coordinadora nacional de Desarrollo Cultural Infantil del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. (CNCA).

Juan Jiménez, iniciador del encuentro a decir de la funcionaria, afirmó que el Día de Muertos se ha convertido en la mayor festividad mexicana luego del terremoto de 1985; se transformó en una expresión cultural predominante en las zonas urbanas cuando antes era, sobre todo, rural.

Las instalaciones del Cenart se prestaron para este encuentro dedicado a los niños. Fue un espacio lleno de disfraces y comida (sin refrescos embotellados); de la sorpresa de los infantes y las voces suaves de sus padres que compartían el entusiasmo.

Más de una decena de talleres, entre los que destacó uno impartido a bebés y sus padres para visibilizarlos forman parte de la Feria de las Calacas y muchos más dedicados a los niños en diferentes edades.

También incluyó las instalaciones artísticas dinámicas e interactivas El cadáver exquisito, donde se combinaban las figuras de personas y personajes conocidos; Rompe huesos, juego realizado a partir de un taller que impulsa la movilidad de los participantes; Secretos de mentes para ver en las tinieblas, con cuentos sonorizados a partir de textos de Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga; Julio Cortázar, Amparo Dávila y Felipe Garrido; y Camposanto, donde los asistentes veían sus siluetas colorearse.

Se ofreció una muestra gastronómica de todo el país con hincapié en los alimentos tradicionales asociados a la festividad del Día de Muertos, ambas declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

En dos escenarios se presentaron agrupaciones artísticas de música clásica y moderna, teatro, danza aérea, artes circenses: Luis Delgadillo y los Keliguanes, la Banda Filarmónica del Centor de Capicación y Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe, Chúmbala Cachúmbala, Triciclo Circus Band y películas como El gabinete del doctor Caligari, sonorizada en vivo por Cabezas de cera.

Además, el Festival de Calacas exhibió una ofrenda maya y la narración de cuentacuentos de leyendas de ese grupo indígena del sureste mexicano, japonesas y de todo el país, y la oferta de artesanías de forma directa por sus productores: cerámica, madera, olinalá, tinturas y papel.

Fueron dos días de múltiples actividades que ofrecieron una variedad de las manifestaciones culturales, como danza butoh, documentales, son, exposiciones, narraciones itinerantes y libros, entre otras.