Opinión
Ver día anteriorLunes 21 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Balance de la Jornada

América, del más odiado... ¿al más querido?

Regresa el LaVolpismo al Tri

Foto
Pese a sus numerosos títulos, Víctor Manuel Vucetich sólo estuvo dos partidos al frente de la selecciónFoto Jam Media
E

l futbol mexicano ha sido calificado de kafkiano, surrealista y tragicómico. Pero ni el más aventurado pudo imaginar jamás lo que acaba de suceder: la playera más odiada será la más amada.

En un hecho inédito y contradictorio, la desesperación de los dueños del balón llegó al extremo de esconder la camiseta amarilla debajo de la verde. Algunos optimistas dirán que se trata de ponerle la verdeamarela al Tri para asemejarse en algo al pentacampeón Brasil y a su Copa Mundial tan anhelada y lejana.

Con 10 elementos del América en la selección, la frase publicitaria tendría que pasar del ódiame más al ámame más. No suena lógico para un equipo que Emilio Azcárraga padre creó para ser el villano de la película, para ser la contraparte de las mexicanísimas Chivas y que con el paso de los años se benefició de decisiones arbitrales por el poder de la pantalla.

Un Tri con aire (tufo, señalarán algunos) televiso. Dirán muchos que así ha sido casi siempre, pero en esta ocasión lo más correcto es aclarar que se trata de una selección manejada por el duopolio televisivo, aunque una sea la que acapare las críticas.

Al mediodía del jueves, en el campamento del América ya se daba por hecho la llegada de Miguel Herrera, Ricardo Peláez y de una base amarilla al Tri. En Coapa se informó que la decisión había sido tomada por Emilio Azcárraga hijo y su contraparte en la televisora del Ajusco.

Para nadie es un secreto que el duopolio controla en exclusiva el balón tricolor, en un negocio mundialista que algunos estiman en 600 millones de dólares y otros hasta en 900 mdd.

Hasta la noche de ese jueves tuvieron la delicadeza de avisarle a Víctor Manuel Vucetich, quien con todo y sus títulos sólo duró dos partidos.

Fue cruel la forma en que lo despidieron, pero más allá de la justificación de Justino Compeán de que la elección era México o Vucetich, en la cancha el Rey Midas se mantuvo en la línea del plebeyo Chepo de la Torre y el equipo siguió siendo mediocre y temeroso.

Para colmo, el pase al repechaje se logró gracias a otra camiseta que acapara viejas rencillas. Por eso muchos –antiamericanistas incluidos– pidieron la llegada del temperamental Miguel Herrera.

Parece un exceso llamar a 10 americanistas al Tricolor. En un análisis jugador por jugador, la conclusión sería que se trata de elementos de mediano nivel. El torneo pasado la figura de Christian Benítez acaparaba reflectores, pero en el actual no hay alguno que destaque.

Entonces el crédito hay que dárselo a un entrenador que supo armar un buen equipo con futbolistas regulares. Fiel a su estilo, Ricardo LaVolpe reclama paternidad táctica sobre Piojo Herrera y habla de que el LaVolpismo regresó al Tri, lo que no suena tan mal luego de sufrir con técnicos que se preocupaban más por no perder.

Alarmados por lo que perderían con la eliminación, los dueños del balón ven la paja en el ojo del jugador y amenazan con establecer un tope salarial. Y a nadie se le ocurre hablar de disminuir extranjeros en la liga, de dar más oportunidad a los jóvenes, de quitarle el bastón de mando a las televisoras, de eliminar el pacto de caballeros, de terminar con los arbitrajes tendenciosos...

Y ahora ni siquiera nos quedó el consuelo de la Sub-17. Los pupilos del Potro Gutiérrez llegaron al Mundial de Emiratos Árabes Unidos para defender el cetro conquistado hace dos años y fueron apabullados por unos veloces y contundentes nigerianos para un 6-1 que pudo ser aún más escandaloso.

En sólo unos días, Jorge Vergara pasó de su exclamación de que no se espantaba con el América para el clásico, ni que fuera Halloween, a eso de que debía tragársela toda. El problema es que alguien como él dirige al equipo más popular (y querido) del país.