Sábado 12 de octubre de 2013, p. a16
Señoras y señores, con ustedes el mejor músico de blues del mundo entero: Buddy Guy.
Disco dos, track dos: basamento rítmico familiar, prototípico del blues clásico: al quinto acorde, una dirty note da la entrada al grupo completo. Buddy canta: quisiera ayudarte, cariño, pero is too damm bad for you
y rompe entonces el gran break: qué digo break, una serie de alaridos eléctricos, una cantilación de gritos de valquiria esbelta (lo cual ya es mucho decir), un encantamiento de sirenas entonando melopeas con la boca cerrada, los brazos abiertos y entonces la balsa de Ulises no puede más y se dirige, sumisa, hipnotizada, hacia la isla de las brujas, según nos platicó alguien que lo vio todo a pesar de haber estado ciego: el maestro Homero.
Track tres, mismo disco dos: algo se rompe en el cielo de la medianoche: del carcaj de Cupido salieron disparadas dos flechas de ónix negro y al llegar a la punta del cielo se encontraron y ¡prás! Se hicieron trizas de tan estrecho abrazo que se dieron: es la guitarra de Buddy Guy, que parece electrocutado pues el rostro moreno de este músico suda, se convulsiona con su cuerpo entero como poseído en una ceremonia vudú.
Se le une a la voz el carichueco bembón, duendecillo, Steve Tyler, quien se trajo también a Joe Perry y a Brad Whitford y ahí tienen ustedes a los Aerosmith casi completos en pleno jammin’ con el maestro. Pero el maestro otra vez se montó en una auriga dorada y ya está sobrevolando el estudio de grabación, convulsionado en un nuevo riff que supera en tensión, estremecimiento, voltaje e ímpetu walpúrgico al anterior y esto, señoras y señores, ya se convirtió en el mejor álbum de blues del momento: Buddy Guy. Rhythm & Blues.
Disco en dos volúmenes, documento bifronte, álbum de dos discos que continúa en el marasmo de adrenalina y magma, de agua hirviente en géiser, de intensidades semejantes al Jardín de las Delicias de El Bosco, a la carnalidad dorada y tersa de un óleo de Gustav Klimt, a la dramaturgia más feroz de William Shakespeare, a la prosa de William Faulkner, a la intensidad musical como referente del mejor blues que se hace hoy día en el planeta entero y quien lo hace se llama George Guy, mejor conocido como Buddy Guy y a quien Mick Jagger suele presentar en escena de manera inmejorable como Buddy Motherfucker Guy!!!
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Estos dos discos, este álbum magistral del patriarca de 77 años, toman al escucha 80 minutos de su tiempo pero en realidad quedan para la eternidad, porque estas 21 piezas se engarzan en un juego de abalorios fascinante que no deja respiro al circunstante, quien apenas parece recuperarse del asombro anterior cuando ya está otra vez su alma en vilo porque, atención, el track cinco del disco segundo también viene cargado de dinamita pura.
Este es el disco número 27 de don Buddy. El anterior, Living proof (http://goo.gl/DTnz9b) parecía insuperable, pero he ahí, mortales, que Zeus descendió desde el Olimpo para disfrazarse en un traje de bolitas, más bien bolotas blancas sobre camisa negra (de seguro le costó mil bolas en la tienda de diseñador) y se puso a formar a varias generaciones de blueseros, los mejores de la historia: Jimi Hendrix, Eric Clapton, Steve Ray Vaughan, et al, y él mismo, casi octogenario, sigue regenteando un antro de blues en Chicago, donde suelen llegar esos muchachitos desde tiempo inmemorial, con toda la banda junto a ellos y se suben, espontáneos ellos, al escenario a jammear con Muddy Waters (cuando vivía) y con Buddy Guy y con las luminarias más insospechadas que resistían los ventarrones de las calles de Chicago lanzando rayos y centellas a la noche oscura en forma de breaks de blues.
Pero, atención, porque otra vez don Zeus, es decir don Buddy Guy, ya se volvió a enconchar contra su guitarra caderona y sus ojos, convertidos en rayitas oscurísimas, vierten hectolitros de algo que no se sabe si son lágrimas, sudor o la tinta sangre del corazón. Y canta entonces Zeus-Guy: this all world is going crazy / all that makes me happy is the blues, y llora, gentilmente, en una nueva estrofa: yeah! When I’m this far down/ all that makes me happy is the blues.
Señoras y señores, el nuevo disco de Buddy Guy es una encarnación de don Zeus haciendo azules
, que es la manera como Les Luthiers traducen la palabra blues: azules, el plural en inglés de azul (blue-s).
Blues, bluúúús, bluuuuuuussss. Azulessssss, azuuuuuuulesss, aaaaaazul-es.