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La sorpresa de la noche: a cuatro manos tocaron al piano una partitura de Schubert

Daniel Barenboim y Martha Argerich cimbran al público en la capital alemana

El 7 de octubre participarán en un concierto contra la persecución de disidentes en Rusia

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Daniel Barenboim en el podio de la Staatsoper, en imagen incluida en el cuadernillo del disco Bruckner Symphony no. 7, Daniel Barenboim Staatskapelle Berlín, grabado con el sello Deutsche GrammophonFoto Monika Rittershaus
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 5

Berlín, 16 de septiembre.

Los argentinos Daniel Barenboim y Martha Argerich pusieron de pie al público de Berlín, que la noche del domingo celebró el rencuentro de dos figuras de la música clásica después de casi dos décadas.

Ante un auditorio repleto en la mítica Filarmónica de la capital alemana, el mismo escenario donde ambos habían actuado juntos por última vez en 1996, Argerich ofreció el concierto para piano número uno de Ludwig van Beethoven acompañada por la Orquesta Estatal de Berlín, con dirección de Barenboim.

La interpretación luminosa y sutil de la argentina en una obra ardua que incluye pasajes de enorme virtuosismo desató una ovación atronadora del público, que Barenboim y Argerich recibieron intercambiando gestos cómplices y empujándose –literalmente– hacia la parte delantera del escenario.

Los aplausos sólo cesaron cuando Argerich volvió a sentarse al piano para ofrecer como encore una pieza de Robert Schumann y volvieron a ensordecer la sala tras la última nota.

Ante la insistencia de un público incansable, la colocación de una segunda banqueta junto al piano anticipó la sorpresa de la noche: los dos pianistas tocaron a cuatro manos y fuera de programa una pieza de Franz Schubert. Al terminar, Argerich reposó la cabeza sobre el hombro de Barenboim, quien respondió besándole la mano.

Los dos éramos uno

Nacidos en Buenos Aires, Argerich y Barenboim mantienen desde la infancia una amistad que nació hace más de medio siglo.

Hace muchos años que no tocábamos juntos. Y ayer Martha vino a casa y tocamos piano a cuatro manos. Y de pronto me dio la sensación de que los dos éramos uno. No sólo musical, sino también físicamente, explicó Barenboim.

Sin duda, es algo físico, añadió la pianista. Incluso sin molestarse. Sin que moleste el codo por ejemplo, porque a veces cuando la gente toca junta se molesta.

Ambos músicos tienen previsto ofrecer un concierto conjunto en Berlín en abril del año que viene, esta vez con Barenboim como pianista.

Además volverán a la Filarmónica el 7 de octubre para participar junto con otros músicos, como el violinista Gidon Kremer, en un concierto en protesta por la persecución de políticos, activistas y periodistas en Rusia.

Con el título Para Rusia con amor, la función se celebrará el día del séptimo aniversario del asesinato de la periodista disidente rusa Anna Politkovskaya, abatida a tiros frente a su casa de Moscú el 7 de octubre de 2006.

El acto de hoy marcó el inicio de la temporada de conciertos 2013/2014 de la orquesta de la Staatsoper de Berlín, la ópera que dirige Barenboim, y se repetirá mañana en el Konzerthaus de la capital alemana.

El programa se completó con Mi-Parti, del polaco Witold Lutoslawski (1913-1994) y con Cuatro piezas sacras, del italiano Giuseppe Verdi (1813-1901).

Con esas dos obras poco frecuentes en el repertorio internacional, la Orquesta Estatal de Berlín rindió homenaje al centenario de Lutoslawski y al bicentenario de Verdi.