oy es la movilización en el Zócalo contra la reforma energética. Y hubo más en el pasado fin de semana. Y ha habido más en otros estados y ciudades.
Además de impulsar la lucha contra ese objetivo, esta llamada reforma que más bien es contrarreforma, debemos preguntarnos qué sigue. No podemos quedarnos en este paso y los anteriores.
Debemos impulsar la unidad del movimiento. No sólo tuvimos movimientos recientes el pasado fin de semana y el actual. El 18 de marzo, tuvimos en la capital casi 10 movimientos. Uno de ellos era de sindicatos combativos, no de ningún partido. También hubo dos actos del mismo partido, uno de la dirección nacional y otro de la dirección del Distrito Federal.
El próximo martes 10 se anunciará el resultado de la consulta en todo el país. El resultado parcial, con 70 por ciento de los participantes, apoya básicamente los mismos resultados que las mencionadas movilizaciones.
Los movimientos, sobre todo si ya están desembocados en uno solo, deben aprobar en masa un programa de lucha.
Deben, también, aprobar medidas de lucha. Así, entre una y otra de las grandes movilizaciones, la lucha seguirá.
El programa de lucha que se apruebe debería incluir:
Integración de Pemex en una sola entidad. Entre las actuales empresas no debe haber, como sucede, ventas como la del petróleo crudo.
Deben construirse refinerías por Pemex, para que no se siga importando gasolina y otros compuestos.
Debe impulsarse la petroquímica en manos del Estado.
El gas natural no sólo debe quemarse para generar energía. Debe procesarse para fines industriales en las plantas, y usarse en la petroquímica. Menos aún debe usarse para liberarse a la atmósfera, como se ha estado haciendo.
Se deben apoyar las luchas del magisterio, las de las policías comunitarias y otras del pueblo mexicano.
Debe cumplirse la Constitución, incluyendo que la generación, transmisión, distribución, etcétera, de la electricidad, sean del Estado.
Debe cumplirse que la perforación, explotación y procesamiento del petróleo crudo y del gas natural estén y sean ejecutados por Pemex.
Se debe cumplir con las penalidades establecidas a los funcionarios que acepten dinero por la asignación de concursos, que compren para Pemex en condiciones similares.
Las movilizaciones de 2008, especialmente de la fase final de la lucha en torno a la leyes enviadas por el presidente en torno a Pemex, jugaron un papel muy importante. Hubo de todos modos cambios de retorno, como un mayor contratismo. Pero fueron detenidos intentos de retroceso, como el de la privatización de las refinerías.
Esta movilización es ejemplar. La lucha se dio con plena unidad. Los que no estuvieron unidos fueron algunos intelectuales o legisladores, que negociaron
con el enemigo. Fue por ellos que las conquistas fueron menos y que lo que persistió del gobierno fue más.
Todo esto muestra que no es inútil la movilización, mientras más unida y más amplia sea. El día de hoy deberá ser un paso importante en este sentido.