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Hermann Bellinghausen habla en entrevista de Ver de memoria

Poesía es lo único que sé hacer

Me ha permitido hacer lo demás, a relacionarme con el lenguaje, dice

 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de septiembre de 2013, p. 6

Poesía es lo único que sé hacer, dice Hermann Bellinghausen, médico, cronista, narrador y periodista. Por primera vez en 21 años publica un nuevo libro de poemas Ver de memoria.

Al principio lo único que hacía era poesía, luego me hice reseñista; lo último de todo fue reportero. Fue una evolución. Escribía poesía desde niño, pero de manera consciente diría que desde los 14 años, añade Hermann, columnista de La Jornada y director de Ojarasca, que se publica también en este diario.

Su primer libro de poemas se publicó en 1981 con el título La hora y el resto, le siguieron Ojos de Omán (1988) y otros poemas, y De una vez (1992). Como narrador están El telar de los gallos, Aire Libre, Encuentros con mujeres demasiado guapas y La entrega. También es guionista de cine y uno de sus títulos como periodista es Acteal, crimen de Estado.

Publiqué tres libros de poesía y después vino Chiapas. Me fui a Chiapas y dejé de estar en ese rollo, pero en realidad es que la poesía es otra cosa para mí, es lo único que sé hacer, o que hago. A lo mejor no es tan bueno, pero es lo que hago. Todo lo demás se agregó, porque me di cuenta desde chico de que al menos no podía ser poeta las 24 horas del día. A algunos que son poetas las 24 horas ni les creo. Lo que les gusta es no hacer nada, que es muy válido.

Hermann no se está quieto. Se mueve en su silla de un lado hacia otro. No habla con las manos, habla con los brazos completos. Enciende un cigarro y otro más, y dice: “Nunca busqué existir en el medio de la poesía mexicana, sobre todo desde que me fui a otro lado, porque es un medio como todos, donde hay aceptaciones, cánones, envidias, compadrazgos, como todo. La poesía es una cosa particular, porque nadie vive de la poesía, por supuesto José Emilio Pacheco y Octavio Paz sí, porque sus libros se venden mucho. Pero todo el mundo te lo dice: ‘Te vas a morir de hambre’”.

Relatos, ensayo, periodismo, pero nunca dejó de escribir poesía. “Mi problema es que escribo demasiado. Escribo mucha poesía. El número de libros inéditos que tengo me da vergüenza decirlo, los deshago, los rehago. Ver de memoria, por ejemplo, está hecho de dos o tres libros distintos.

Foto
Bellinghausen durante la entrevistaFoto José Núñez

En poesía no importa si es nuevo o viejo. Como dejé de publicar mi idea es que si no sirve, no importa; si es de juventud o de vejez, es irrelevante; la poesía es buena o no es buena.

El título de este nuevo libro, Ver de memoria, publicado por La Cabra Ediciones, es un poco jugar con la idea del ver y del verde, porque lo que sí he tenido toda mi vida, pero más en los años que viví en Chiapas, es un contacto permanente con la naturaleza. Es una presencia en mi poesía; puedo ser urbano y tener cosas muy citadinas, pero desde chico estoy muy acostumbrado a la naturaleza, a los animales, al paisaje, porque he viajado mucho por México.

–¿Por qué hablar de memoria?

“Es memoria en el sentido de fijar el momento, no tanto de recordar, o el sentido proustiano de recuperar el pasado. Aquí es más bien el registro para la memoria.

“Me gusta le definición de poesía de Luis Cardoza y Aragón, que decía que la poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre. Escribir y sobre todo escribir poesía –va a sonar un poco dramático–, es lo que me ha salvado de estar loco; es una forma de mantenerme cuerdo, no necesariamente de entender mis sentimientos y percepciones, pero sí de acomodarlas, registradas y tenerlas. Tal vez para los demás soy otra cosa, pero lo primero que soy es poeta.

“Los locos nunca saben que lo están, así que no sé. Por lo menos sigo funcionando, sigo escribiendo notas; creo que no estoy tan loco. Además escribir poesía me permitió escribir todo lo demás. Si me dijeran: ‘tu poesía no sirve’, no importa, me permitió ser el periodista que he sido, el narrador, ya con eso se justifica. Es lo que me ha dejado hacer todo lo demás, porque es lo que me permitió tener una relación con el lenguaje y con la expresión.”