En ese año el país deberá atender a 212 mil individuos con ese padecimiento
Actualmente existen más de 129 mil pacientes en etapa terminal de la patología
Lanzan proyecto para que se detecte el problema en las etapas iniciales y se actúe a tiempo
Viernes 6 de septiembre de 2013, p. 40
Para 2025, en México habrá cerca de 212 mil pacientes con enfermedad renal crónica y causará el deceso de casi 160 mil personas, estima un diagnóstico elaborado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista, el epidemiólogo Malaquías López Cervantes, coordinador de la evaluación, indicó que actualmente existen más de 129 mil pacientes en la etapa terminal de esa patología, que requieren tratamientos específicos (diálisis o hemodiálisis) o un trasplante para mantenerse con vida, pero menos de la mitad –unos 60 mil– los reciben.
Si los pacientes en estado terminal no son tratados de manera efectiva, esta afección conduce a la muerte en poco tiempo, pues la enfermedad es discapacitante y progresiva
, explicó López Cervantes, también jefe de la Unidad de Proyectos Especiales de Investigación Sociomédica de la Facultad de Medicina.
El estudio Enfermedad renal crónica y su atención mediante tratamiento sustitutivo en México fue realizado por 12 especialistas universitarios, quienes evaluaron 83 unidades de hemodiálisis en varias ciudades del país para conocer la eficiencia del servicio, la calidad de las instalaciones y la preparación del personal médico y de enfermería, de acuerdo con la normatividad vigente de la Secretaría de Salud.
Estudio revela graves deficiencias en unidades de hemodiálisis
Los resultados indican que una de cada cuatro unidades de hemodiálisis tiene deficiencias graves en la preparación del personal o carencias en la infraestructura, que van desde la falta de un nefrólogo (existen alrededor de 900 en el país y menos de 700 están certificados), hasta la baja calidad del agua que se utiliza.
La evaluación detectó tres niveles de instalaciones: las que cuentan con la gran mayoría de lo necesario y tienen buenas condiciones; las intermedias con infraestructura adecuada, pero sobrecarga de pacientes (caso común en el sector público), y las que están en situación inaceptables y son comparadas con changarros
.
Aunque en algunos casos la enfermedad renal crónica tiene origen congénito, en la mayoría de los pacientes surge por una complicación frecuente de la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, dos padecimientos frecuentes en el país, con prevalencias de 7.2 y 16.3 por ciento, respectivamente; y también juega un papel importante la obesidad.
De ahí que para prevenirla –apuntó el especialista– las personas deben utilizar todas las medidas para combatir y evitar esas tres enfermedades. Esto porque si aparecen los primeros síntomas, el mensaje es que el riñón ya está dañado.
López Cervantes enfatizó en la importancia de que los médicos familiares, en particular los de instituciones públicas, se acostumbren
a pedir estudios de sangre y orina, y no sólo se conformen con atender sus consultas, pues gracias a esos análisis se podrá conocer el estado de la salud de los pacientes.
Y es que ante la falla en riñones, los pacientes requieren un tratamiento de sustitución, que puede ser diálisis peritoneal, hemodiálisis o trasplante renal.
La primera es un método antiguo muy utilizado en el país, que consiste en hacer una abertura en el abdomen por donde se inyectan y se extraen líquidos para hacer un lavado peritoneal. Pero a la larga ocasiona infecciones que generan adherencias, hasta que ya no funciona adecuadamente.
La hemodiálisis es una técnica más moderna que usa máquinas para realizar la función renal fuera del organismo. Se requiere una pequeña operación en un brazo para instalar una fístula, una conexión entre vena y arteria en la que se conecta el aparato para simplificar el proceso de cambio de líquidos.
El trasplante de riñón es una alternativa adecuada sólo para pacientes más jóvenes o para aquellos cuyo estado de salud no esté muy deteriorado y puedan tolerar ese proceso. Sin embargo, dijo el universitario, en México se realizan pocos debido a la escasa donación de órganos. Y es que de acuerdo con cifras oficiales, en el país sólo se registran entre 3 mil y 5 mil transplantes de riñón al año.
Para afrontar este problema, López Cervantes encabeza un nuevo proyecto apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, para que nefrólogos capaciten a médicos generales e internistas en la detección temprana del daño renal en diabéticos. Este proyecto se iniciaría en estados del occidente del país.