Campaña emula medidas antitabaquismo, que comienzan a dar resultados
El Estado debe poner la salud de la gente por encima de intereses empresariales, señala ONG
Domingo 1º de septiembre de 2013, p. 30
Los factores ambientales contribuyen a incrementar el consumo de refrescos; que estén a la vista y al alcance de la mano de las personas, así como en constantes anuncios comerciales, explica el elevado consumo de estos productos y que México ocupe el primer lugar mundial. Por eso la importancia de establecer medidas que, como en otros casos, contribuyan a desalentar su ingesta, señalan organizaciones civiles, y recuerdan que las acciones impulsadas en los últimos años para desmotivar el tabaquismo han empezado a dar resultados.
De 2002 a 2011 la cantidad de fumadores de 12 a 65 años de edad se redujo de 36.2 por ciento a 31.4. Un análisis de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) destaca, de acuerdo con la información oficial, que el mayor cambio para dejar de fumar se ha dado entre los adultos, mientras entre los adolescentes sigue en aumento. Y es que la industria tabacalera ha concentrado sus esfuerzos en promover sus productos en ese sector de la población.
La entrada en vigor de la Ley General para el Control del Tabaco en 2008 y la puesta en marcha de diversas medidas como los espacios cien por ciento libres de humo, la prohibición de la publicidad y la introducción de pictogramas en las cajetillas de cigarros, explican la disminución del consumo de cigarros.
Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medida más efectiva para erradicar el tabaquismo es el aumento de impuestos al consumo, el cual debería ser, por lo menos, de 75 por ciento del precio de venta al público. En México es de 68 por ciento.
El tabaquismo se relaciona de manera directa con el desarrollo de enfermedades graves que al año ocasionan 70 mil muertes, aunque ya existe evidencia del impacto de las medidas para abatir la cifra. Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública encontró que en sólo 14 meses, a partir de la entrada en vigor de la ley antitabaco del Distrito Federal, disminuyeron casi 20 por ciento las hospitalizaciones por infarto agudo al corazón y 10.6 las muertes por dicha causa.
Con relación al sobrepeso y la obesidad, las autoridades los reconocen como el principal factor de riesgo modificable para el desarrollo de enfermedades crónicas como diabetes y afecciones cardiovasculares, las cuales son las principales causas de muerte en la República.
La Alianza por la Salud Alimentaria ha señalado la necesidad de que, igual que con el tabaco, se realice una estrategia integral que ponga la salud y la vida de las personas por encima de los intereses de las empresas. Eso ya ocurre en países como Chile y Perú, que tienen leyes que prohíben la publicidad de alimentos y bebidas sin aporte nutrimental en los horarios infantiles de televisión, o en Costa Rica, donde la Corte Constitucional determinó que para cumplir con su obligación de velar por la salud de las personas, el Estado puede restringir la venta de productos como los refrescos.
En México, las agrupaciones plantean el establecimiento de un impuesto de 20 por ciento a esas bebidas, la prohibición de la publicidad de los también llamados alimentos chatarra
en horarios infantiles, la modificación del etiquetado de los productos, todo como parte de una estrategia integral que atiende las recomendaciones de expertos y de la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) 2012, la cual plantea que los factores sociales y culturales influyen en la adopción de culturas alimentarias.