Parto de los montes: migajas foráneas por el petróleo mexicano (10 mil millones de dólares al año)
o serán los grotescamente alocados 585 mil millones de dólares (¡así con 12 dígitos!) que necesitaría
Pemex de urgente
inversión –según las cifras alegres del mendaz Imco que preside Valentín Díaz Morodo, quien evadió al fisco el pago de 7 mil 500 millones de dólares vía la venta en bolsa de la Cervecería Modelo.
Tampoco serán requeridos los exagerados 50 mil millones de dólares al año que en un foro de Bloomberg en Nueva York fue a inventar Héctor Moreira Rodríguez, otro polémico consejero profesional
(sic) filopanista colocado por Calderón en Pemex –al que busca demoler por dentro–, al unísono de otro consejero profesional
colocado por el PRD, Fluvio Ruiz, quien rubricó el infame documento entreguista de WWC/ITAM/Imco (ver Bajo la Lupa, 21/7/13) bajo la batuta del estadunidense Duncan Wood, el cual resultó la quintaesencia de la entreguista y antiambientalista reforma Peña/Videgaray/Aspe
.
Ni mucho menos llegarán los abultados 30 mil millones de dólares al año que necesita
Pemex, según Gustavo Madero, presidente del desfalleciente PAN que no sabe ni contabilizar los extraños autopréstamos internos de sus congresistas.
Que conste la poca seriedad de las cifras manejadas por los actores propagandistas en su amplio espectro catastrofista que favorecen el desmantelamiento de Pemex en beneficio unilateral de las trasnacionales anglosajonas.
Pues resultó ahora que la entreguista y antiambientalista reforma Peña/Videgaray/Aspe
en forma decepcionante atraerá solamente 10 mil millones de dólares al año hasta 2025 (sic), de acuerdo con la entrevista de Emilio Lozoya Austin, director de Pemex, al Financial Times (16/8/13), portavoz del neoliberalismo global y, por lo visto, órgano oficioso de la política energética del gobierno de Peña. ¡Una decepcionante bicoca: el parto de los montes!
La bicoca es hasta humillante, por los alcances de la entrega (fabulosas ganancias a cambio de una inversión foránea prácticamente simbólica), si se compara con los descomunales ingresos de Pemex por 125 mil 200 millones de dólares el año pasado y más de 550 mil millones de dólares en los pasados cinco años: ¡respectivamente 8 por ciento de un año y 1.82 por ciento de cinco años!
Jean Paul Rathbone ( Financial Times, 16/8/13) cita a Emilio Lozoya Austin, quien anuncia que llegarán 10 mil millones de dólares al año de parte de las premiadas trasnacionales anglosajonas pese a que no podrán bursatilizar contablemente sus reservas ( booking).
¿Y quién garantiza que llegarán tales 10 mil millones de dólares al año cuando las trasnacionales anglosajonas desean bursatilizar mediante la banca de inversiones, en que forman parte de sus consejos de administración?
Para las trasnacionales anglosajonas y sus socios de la banca de inversiones, en la etapa financierista de la desregulada globalización, el negocio de los hidrocarburos es financiero, no extractivo.
Se trata de crear una burbuja financierista tanto con el petróleo en las aguas profundas como con el polémico shale gas (gas esquisto/lutitas) de México para sostener a Wall Street y la City: ese es el nombre del juego, no la vulgar extracción mercantilista pregonada.
Jean Paul Rathbone abulta los pasivos de Pemex y expone la demagogia de Emilio Lozoya Austin, quien promete crear medio millón de empleos en 2018 (sic) y cinco veces más (2.5 millones) en 2025 (sic). ¿Qué fenómeno extranatural ocurrirá en 2018
, no se diga en 2025
, para que los empleos se quintupliquen exponencialmente?
Emilio Lozoya Austin promete la reducción de las facturas carísimas de electricidad. ¿No fue ya fallida la promesa del pasado neoliberal reciente para el despido masivo de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro?
Lozoya Austin comenta que será suficiente el reparto de utilidades
( profit-share) cuando ExxonMobil y Shell (que cita específicamente Jean Paul Rathbone) van por la yugular del reparto de la producción
( production-sharing) para poder reportar en sus estados contables las reservas como activos con sus esperados flujos de caja
por ser motivo de transacciones bancarias
( bankable); en llano español: son bursatilizables ( the name of the game).
Entre el fiscalismo
radical de Videgaray y el contadurismo
embriagante de Lozoya Austin, las estratégicas reservas de hidrocarburos de México se encuentran a la deriva sin rumbo geopolítico ni resguardos ambientales al poner en riesgo la seguridad energética nacional.
El mismo Jean Paul Rathbone se extravía con la semántica (¡supersic!) contable
que sería la única diferencia
tangible entre Lozoya Austin y las trasnacionales anglosajonas, lo cual da pie a un margen de maniobra
. ¡Ajá!
Emilio Lozoya Austin declina comentar
haber recurrido a la comisión reguladora del mercado de valores de Estados Unidos (Securities and Exchange Commission: SEC, por sus siglas en inglés), para solicitar que sean aceptadas las reservas del reparto de utilidades
( profit-share) como bankable (bursatilizables
) que se hubiese obtenido ipso facto por la vía del reparto de producción
( production-share). ¡Pero por supuesto que Emilio Lozoya Austin ya recurrió a la SEC, como han reportado otras fuentes!
Con estupefacción se vislumbra que sea la parte mexicana
quien implore inusitadamente a la SEC su anuencia para facilitar la financiarización de las reservas. ¡Increíble! ¿Por qué tanta celeridad de Lozoya Austin en implorar la entrega de las reservas vía el “ booking” bursátil ajeno?
Sin especificar cuándo ni cómo ni en beneficio de quiénes, Rathbone cita a Emilio Lozoya Austin de que con el alza de la producción de 2.5 millones de barriles diarios (MBD) –nota: me quedé en que eran 2.9 MDB, ¿cuál es la necesidad de alterar cifras– a 3.5 MBD se obtendrán 40 mil millones de dólares adicionales de ingresos a 100 dólares el barril
.
¿Y si baja el precio como los mismos multimedia anglosajones alegan? ¡Pamplinas: pura vulgar desinformación!
Emilio Lozoya Austin define las zonas de demarcación: las trasnacionales anglosajonas estarán a cargo solas
de las aguas profundas y del shale gas, y el restante –en tierra firme/aguas someras: es decir, los detritos– de lo que quede de Pemex debido a la creación de un cuerpo regulador
llamado CNH (nota: se ha de tratar del anuncio del Wall Street Journal: la Comisión Nacional de Hidrocarburos, basada en el modelo noruego
que, por cierto, se está quedando sin hidrocarburos en el Mar del Norte).
Jean Paul Rathbone finca sus esperanzas bursátiles en las leyes secundarias
–por aprobarse en lo oscurito
con letras chiquitas
.
Cabe señalar que Emilio Lozoya Austin fue anterior mandamás de una empresa financiera ( private equity) JFH Lozoya Investments y conferencista estelar del Centro Woodrow Wilson con vínculos conspicuos con Condy Rice, anterior directora de Chevron, ex asesora de Seguridad Nacional y ex secretaria de Estado con Baby Bush.
¿No existe conflicto de intereses en ambas vías privadas y públicas en forma circular?
La circularidad es pasmosa: desde JFH Lozoya Investments pasando por la bisagra WWC hasta Chevron del nepotismo bushiano.
¿Vale la pena cambiar los artículos de la Constitución y arriesgar la armonía social por tan poca inversión, que busca ante todo bursatilizar las reservas?
Con vulgares 10 mil millones de dólares de inversión, dado el gigantismo presente de Pemex, no se diga su proyección colosal sin ataduras fiscales ni trucos contables, ¿vale la pena literalmente rematar las reservas de hidrocarburos en las aguas profundas del Golfo de México, además del polémico shale gas (gas esquisto/lutitas)?
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